
Pablo Goldberg ofrece una perspectiva distinta de la crisis del euro. Desde su posición como responsable global de investigación de mercados emergentes de HSBC, aporta la experiencia por la que pasaron estas naciones, que sufrieron unos episodios similares en las últimas décadas. También analiza el impacto que los actuales problemas de los países desarrollados están teniendo en el mundo emergente.
La Eurozona está pasando por una crisis similar a la que sufrieron los países emergentes en los años 80 y 90. ¿Se puede extraer alguna enseñanza de aquellos episodios que sea útil para España?
Siempre hay lecciones que se pueden aprender, pero hay que tener claro que existen diferencias. En las crisis de los años 90, los países latinoamericanos salieron adelante gracias a unos importantes ajustes fiscales, a la devaluación de sus monedas y al encarecimiento de las materias primas desde el año 2002. Estas tres variables no son posibles en España, porque el ajuste fiscal, aunque se está tratando de hacer, es mucho más doloroso cuando no se hace a través de una devaluación de la divisa, una opción que dentro del euro no es posible de forma independiente. Además, el perfil exportador de España no tiene una exposición a las materias primas como la que tenían los países latinoamericanos. Eso sí, España y el resto de los países europeos cuentan a su favor con la figura del Banco Central Europeo (BCE), que actúa como prestamista de último recurso en el sistema financiero, y con otros mecanismos, como los fondos de rescate, que pueden aportar préstamos, algo que por ejemplo no tuvieron países como Argentina.
Entonces, ¿qué se puede hacer en un escenario como el actual?
De las crisis latinoamericanas sí se puede aprender que no se sale de estas situaciones sin bastante sufrimiento. Lo que está claro es que hay algo de círculo vicioso entre un mayor ajuste fiscal y la actividad económica y es difícil saber cómo se rompe esa espiral. Pero tampoco está tan claro cómo se crece de repente si no es a través de reformas importantes en apartados como la competitividad y los costes. La enseñanza más clara de las crisis latinoamericanas es que la situación no es fácil.
¿Hay riesgo real de una posible ruptura del euro?
Creemos que el euro va a seguir existiendo. Pero seguimos asistiendo a un tira y afloja constante que no disipa los riesgos. En situaciones de estrés de mercado se toman medidas, pero después algunas de esas iniciativas que se anuncian no se llevan a cabo o lo hacen de otro modo. Los mercados, y así se refleja en los precios de los activos, recogen cierta probabilidad de que esa ruptura se produzca.
¿Cómo está afectando esta situación a los mercados emergentes?
Hay tres impactos principales. El primero es comercial. Hay un deterioro muy importante de las exportaciones en los mercados emergentes, que se correlaciona de manera muy alta con la caída de la demanda de los mercados desarrollados. En segundo lugar, hay un efecto en las expectativas ante el riesgo de un shock potencial, como el que provocaría la ruptura del euro, con un alto grado de riesgo e incertidumbre. Y el tercer impacto es la entrada de capitales que se está produciendo en algunos mercados emergentes como consecuencia de lo que está ocurriendo en Europa. Están recibiendo flujos de dinero procedentes de otros mercados que antes eran considerados seguros. Ese dinero busca la rentabilidad de los emergentes, pero hay un segundo motivo que resulta más novedoso, porque busca igualmente seguridad y menos volatilidad. Ahora bien, esa entrada de capital genera una apreciación de las monedas que, combinada con la caída de las exportaciones, afecta a los países. Como consecuencia, los bancos centrales emergentes están interviniendo para prevenir que las monedas se aprecien. Porque no se aprecian porque la economía vaya bien, sino por otros motivos, como es ese flujo de dinero y las políticas de los bancos centrales desarrollados. A su vez, la entrada de capitales en busca de seguridad está alimentando la guerra de las divisas. Creo que ésta va a ser un fenómeno más permanente que antes.
¿Cuándo un país emergente deja de serlo para ser 'emergido'?
El mundo se va a empezar a dividir de otro modo. Se fragmentará entre las economías que crecerán rápidamente y las que lo harán lentamente. De todos modos, los países emergentes se han despojado del tono peyorativo que tenía esa etiqueta. Se asociaba con países pobres, pero esto ha cambiado. Ahora mercados emergentes es un buen término, ha variado la apreciación.
¿Qué se puede esperar de los BRIC en renta variable?
Cada país es distinto y ahora se está produciendo un cambio de paradigma. En el caso de Brasil, hay una reflexión sobre cuál es el crecimiento potencial de la economía. Antes se pensaba en que podría estar en el 4,5-5%, ahora está más claro que es una economía que crece más al 3,5%ncial. En el caso de China, lo que ha tomado por sorpresa a los inversores es la falta de más medidas de estímulo, es decir, que esté aceptando por tanto un crecimiento más bajo de lo que antes se pensaba que China estaba dispuesto a aceptar. Además, está el resurgimiento del consumidor chino. El país ha dejado de ser una factoría para ser un mercado muy importante para el resto de Asia. En India se han empezado a hacer reformas, pero el crecimiento ha sido igualmente inferior al esperado y la capacidad del país de crecer a tasas chinas está siendo repensada. Y por último, Rusia sigue siendo Rusia, con su fuerte vinculación al petróleo y otras materias primas.
¿Qué países emergentes le han sorprendido más en los últimos años?
Sobresale Perú, que es la nueva estrella latinoamericana. México ha sorprendido positivamente porque ha crecido más de lo previsto pese a la crisis estadounidense. Se ha vuelto más competitivo con respecto a China gracias a la evolución del peso y a que los salarios han subido menos. Colombia también ha sorprendido, con importantes medidas fiscales y una revolución agraria y minera que han sido claves. En Asia se está produciendo una migración de los ciclos de producción. China está dejando de producir bienes intensivos en mano de obra, una actividad que se está trasladando a otros países, como Vietnam, Sri Lanka o Bangladesh, que se están viendo beneficiados.