Todo el que entre por esta puerta abandone toda esperanza. Según la Divina Comedia de Dante, ésa es la inscripción grabada en la puerta del infierno. Y, precisamente, a las puertas del infierno en cuanto a calidad crediticia se ha quedado España.
Sin embargo, puede conservar la esperanza porque la agencia de calificación Moody's finalmente indultó al Reino de España de caer hasta bono basura y le mantiene a un escalón de ese nivel con una nota de solvencia de Baa3 y con perspectiva negativa.
La agencia de calificación justificó sus decisión en que algunos acontecimientos "positivos" desde el pasado junio, cuando Moody's comenzó su revisión, son las razones principales por las que ha decidido mantener la calificación de la deuda soberana a largo plazo de España.
En concreto, Moody's afirma que el riesgo del Estado español de perder acceso al mercado "ha sido sustancialmente reducido por la voluntad del Banco Central Europeo (BCE) de realizar compras directas de bonos del Gobierno español para contener la volatilidad de los precios".
De hecho la calificadora espera que España solicite una línea de crédito de precaución al Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede). Bajo su punto de vista, "esto a su vez debería ayudar a sostener la demanda de bonos del Gobierno español", al permitir que el BCE pueda activar su programa directo de compra de bonos (conocido como OMT por sus siglas en inglés).
Lo que pudo pasar y no pasó
La respuesta del mercado a este veredicto fue una reducción del diferencial en 43 puntos básicos, con lo que cierra por debajo de los 400 puntos básicos en 383 puntos, su nivel más bajo desde abril.
Precisamente es la mayor caída desde el pasado 6 de septiembre cuando el BCE anunció oficialmente que llevaría a cabo dicho programa de compra de deuda si un país solicitaba el rescate. Lo mismo sucedió con la rentabilidad del bono español a 10 años que en la sesión de su rendimiento cayó desde el 5,81% hasta el 5,47%.
No es para menos, el mercado descuenta así que España se ha librado de que tuviera que cargar con el estigma del bono basura. Una pesada losa que hubiera terminado por aplastar la capacidad del Estado para financiarse en el mercado. Así lo señaló Morgan Stanley en un informe en el que analizó las consecuencias de una hipotética degradación de España hasta deuda high yield.
El banco de inversión indicó que en torno a 61.000 millones de deuda española son gestionados por fondos indexados a los principales índices de bonos soberanos. En los que los requisitos para permanecer en ellos es que la deuda tenga una calidad crediticia de grado de inversión. Uno de los más exigentes es el de JP Morgan que expulsa del índice a los bonos que pierden el rating de inversión segura por cualquiera de las agencias calificación. Si Moody's cumple su amenaza a España, la deuda española hubiera sido excluida del índice con una salida automática de inversores extranjeros valorada en 12.000 millones.
Un capote para el Tesoro
Aparte de evitar todas estas circunstancias, el indulto de Moody's viene en un momento muy oportuno para el Tesoro español. Hoy tratará de captar otra vez entre los 3.500 y los 4.500 millones de euros en una emisión de bonos a 3, 4 y 10 años. Para los bonos a 3 y 4 años la última emisión comparable fue la subasta del 6 de septiembre. En la referencia a un trienio el Estado obtuvo 1.427 millones de euros por los que pagó una rentabilidad de 3,67% y contó con una ratio de cobertura de 1,76 veces. En deuda a un cuatrienio el Tesoro obtuvo 1.392 millones de euros a un rendimiento del 4,60% y con una proporción de la demanda sobre la oferta de 1,86 veces.
Finalmente, para los bonos a una década en la anterior subasta comparable, del 20 de septiembre, se captaron 859 millones de euros por los que tuvo que soportar un coste de financiación del 5,66%. En aquella ocasión, el Estado contó con una ratio de cobertura de 2,85 veces.
Al organismo emisor aún le faltan 38.990 millones de euros para cumplir su objetivo de financiación de 184.600 millones. Es decir, aún le queda por cubrir el 21,12% en dos meses y medio y a falta de celebrarse diez subastas.