Otro golpe más para el mundo inversor. El acuerdo de los once países de la Eurozona, entre ellos España, de aplicar un tasa para las transacciones financieras -tasa Tobin- puede cambiar los hábitos de inversión. El gravamen del 0,1% que plantea aplicar el Gobierno y la reforma fiscal sobre las plusvalías aprobada en septiembre reducen gran parte de las ganancias que hasta ahora un particular podía obtener operando en bolsa con pequeñas cantidades a medio plazo (muy lejos de la figura que el Gobierno denosta del especulador bursátil). La medida convierte al depósito en una buena alternativa con la que sacar más rentabilidad a la inversión.
La nueva penalización que recaerá sobre las ganancias bursátiles no sólo va en contra de las operaciones intradía, como en principio se pretendía. El inversor de clase media que compra y vende en bolsa es también un claro perjudicado. Lo lógico sería que el broker o intermediario traslade el 0,1% en forma de comisión al inversor, reduciendo aún más las ganancias líquidas que se embolsa.
Es difícil de cuantificar por las diferentes comisiones que cobra cada banco, pero se puede ver en un ejemplo simplificado. Una vez impuestos todos los cambios, un contribuyente con una renta anual de unos 40.000 euros que invirtió 2.000 euros y que decide recoger beneficios antes de un año tras una revalorización del 3%, vería cómo su ganancia bruta de 60 euros se puede quedar en unos 21,68 euros -aplicando una comisión de compra y venta del 0,2%, una de custodia del 0,3% y las correspondientes al corretaje-. La tasa Tobin supondría en este caso unos 4 euros. El efecto del golpe es evidente, ya que en un caso idéntico con la fiscalidad actual -del 21% para esta cuantía- y sin el nuevo gravamen el inversor obtendría unas ganancias líquidas de 31,71 euros.
La diferencia es más significativa en rentas altas, ya que el tipo aplicado a las plusvalías con menos de un año de antigüedad tributará al marginal del IRPF, que alcanza hasta el 52%. Por ejemplo, para un inversor con una renta de 60.000 euros, el beneficio se recortaría en 19,15 euros (ver gráfico).
La rentabilidad económico-fiscal cobra así más importancia para el inversor particular, que en pequeñas cantidades ahora puede encontrar más atractivo en depósitos u otros vehículos exentos de cambios. En un depósito que rente un 3% anual, el ahorrador sólo tendrá que descontar el 21% -12,6 euros- de los 60 euros que ingresaría con una cuantía de 2.000 euros.
Una medida muy cuestionada
Menos de 24 horas han hecho falta para que la medida, defendida en Europa por su carácter recaudatorio y protector contra los abusos especulativos, cuente aún con más detractores. A falta de que se concrete cómo se implementará el nuevo gravamen, que en Francia por ejemplo sólo se aplica en las operaciones sobre valores con más de 1.000 millones de euros de capitalización, desde Renta 4 aseguran que "supondrá un mayor coste, la desviación de inversiones si no se aplica a nivel global y la posibilidad de que no tenga mucho impacto recaudatorio al tener implicaciones negativas sobre los volúmenes negociados". Algo que ya ha sucedido en el país vecino, donde la compra venta de acciones ha caído en torno a un 15% dos meses después de la introducción de la tasa Tobin.
Esta misma advertencia ya la hizo el presidente de BME, Antonio Zoido, en su tradicional discurso de Navidad cuando afirmó que "la consecuencia de esta tasa sería el incremento del coste de capital, justamente ahora que es más necesario que nunca recurrir al capital para financiarse y, en última instancia, la redución de la inversión".
El nuevo impuesto sobre las transacciones financieras podría, según Victoria Torre, analista de SelfBank, hacer que el inversor optara por moverse a otros productos que eludan las comisiones. A la espera de conocer en qué porcentaje y a qué activos afectará, desde XTB apuntan que el mercado OTC puede ser uno de los que no sufra el gravamen.