
Cada vez son más voces las que advierten de las dificultades que podría atravesar el país en los próximos meses. La debilidad de la economía global, unido a la apreciación del aussie y la depreciación de las materias primas sitúan a Australia en una posición complicada. Para acallar las alarmas de desaceleración que se ciernen sobre el país, el Banco de la Reserva de Australia (RBA) decidió pasar al ataque, en contra de todas las previsiones, y redujo los tipos de interés en un cuarto de punto para estimular la economía.
Australia ha sido una isla dentro de los países desarrollados, ajena a los problemas de la crisis que en los últimos cinco años han golpeado a Europa y Estados Unidos. Pero sus días de tranquilidad podrían estar a un paso de perderse. Así lo alertan los analistas de Deutsche Bank, que advierten sobre los riesgos a los que se enfrenta la economía aussie, ya que podría estar gestando una nueva recesión en 2013, algo que no ocurría desde el año 2006. La caída del precio de las materias primas, así como la apreciación del aussie en los últimos meses, serían las causas que estarían detrás del pinchazo del país.
La corriente de pesimismo que envuelve a la economía global no ayuda a fomentar las expectativas de un país en el que el peso del sector exterior es notable. Las dificultades que está atravesando su principal socio comercial, China, agravan la situación de Australia. La balanza comercial de los últimos meses pone de relieve la desaceleración que está sufriendo su economía, ya que en agosto cerró con un déficit de 2.093 millones de dólares, el peor dato desde marzo de 2008. Ni siquiera los analistas esperaban una corrección tan abultada, puesto que sus previsiones apuntaban más bien hacia un déficit de 700 millones de dólares.
De la debilidad de la minería...
La caída del precio de las materias primas, principalmente de los minerales de hierro y carbón y del gas natural, que conforma la mayor parte de las exportaciones australianas, ponen al país contra las cuerdas. Adam Boyton, economista jefe de Deutsche Bank en Australia advirtió recientemente que la distancia entre los precios de importación y los de exportación podría ampliarse hasta el 15% al cierre de 2012. Tal es el caso del gas natural, que en 2012 podría cerrar su quinto año consecutivo en números rojos y desde el año 2008 acumula una depreciación próxima al 70% del precio conseguido en entonces.
Por su parte, el aluminio se ha depreciado más de un 13% desde los máximos del año marcados a principios del mes de marzo, en una caída matizada por la recuperación de las materias primas en el último mes gracias a las políticas de estímulo monetario de distintos bancos centrales.
El auge de la minería, fomentado por la demanda de China durante la crisis, permitió a la economía australiana mantener un ritmo de crecimiento elevado, en una horquilla entre el 2,75 y el 4,75%, gracias en gran medida a su ritmo exportador y a la inversión en distintos proyectos de minería. Sin embargo, la caída del precio de las materias primas como el hierro provocan que algunos de estos planes dejen de ser rentables y se estén cancelando.
Tal es el caso de la minera BHP Billiton, que recientemente ha cancelado una serie de proyectos en el país valorados en 40.000 millones de dólares. "El auge de los minerales se ha acabado", advirtió el ministro australiano de Recursos Federales, Martin Ferguson, a raíz de la cancelación del proyecto. Por su parte, el gobernador del Banco de la Reserva de Australia , Glenn Stevens, advirtió que "el pico de la inversión minera llegará en 2013 y que además será menor del esperado", con lo que dibuja unas expectativas más que complicadas para 2014.
...a la fortaleza de la divisa
También ha saltado la alarma por el encarecimiento del aussie, que a lo largo del año ha marcado máximos desde 1977 respecto al dólar, aunque en la última semana esta horquilla se ha reducido gracias al estímulo monetario aplicado por el RBA. En el conjunto del año, la divisa australiana se ha encarecido en sus principales cruces.
En concreto, desde los mínimos del año 2008 el aussie se ha apreciado más de un 70% frente al dólar al pasar de intercambiarse por 0,6 dólares hasta encarecerse hasta 1,021 dólares, y también ha avanzado un 70% frente al euro. Esta revalorización de la divisa australiana afecta directamente a la competitividad del país.