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¿Crisis de la deuda? El Gobierno de EEUU dispara la suya

El presidente de la reserva federal de EEUU Ben S. Bernanke.
Cuando todo el mundo sale corriendo del edificio en llamas de la deuda, el Gobierno de EEUU parece correr justo en dirección contraria. A medida que la crisis de crédito empeora, el anticuado keynesianismo se ha vuelto a poner de moda y el Ejecutivo ha volado por los aires el presupuesto para reducir el impacto de la crisis.

Empezó con el paquete de estímulo fiscal de 152.000 millones de dólares, y no va a terminar ahí. También está construyendo grandes diques de contención para el sistema financiero y el mercado inmobiliario: ha asumido o garantizado billones de dólares en hipotecas y otros créditos a través de la Fed y, de forma indirecta, mediante bancos hipotecarios federales como Fannie Mae y Freddie Mac.

Los próximos pasos pueden ser nuevo estímulos, rescates directos de bancos con problemas y compras gubernamentales de activos hipotecarios, lo que dejará en nada los 125.000 millones que el Gobierno gastó para resolver la debacle de los Savings & Loans (una especie de cajas de ahorros) en los 80. Y es que la alternativa es una recesión mucho más devastadora que la de entonces.

Estimaciones falsas

El problema es si el Tío Sam tiene dinero para asumir esta carga. A primera vista, sí tiene capacidad para ello: el déficit público se redujo el año pasado al 1,2% del PIB, el nivel más bajo desde el superávit de 2001, y la Oficina Presupuestaria del Congreso estima que los superávits volverán en 2012.

Pero estas estimaciones no son muy realistas, porque no incluyen el paquete de estímulo fiscal ni el gasto militar en Irak y Afganistán. Ni tampoco tienen en cuenta una ralentización económica que ya se está notando en la recaudación de impuestos. Ésta se ha vuelto negativa -sin contar las retenciones- en tasa interanual tanto en el impuesto de sociedades como en el de la renta, según Goldman Sachs. Este banco prevé que el déficit alcance el 3% del IB este año, el doble de la previsión del Congreso.

Costosas promesas electorales

Al mismo tiempo, los candidatos presidenciales de ambos partidos están haciendo problemas que costarán billones de dólares más, tanto en ampliar la cobertura sanitaria como en convertir en permanentes las rebajas fiscales de 2001-2003. Y para completar el panorama, millones de personas de la generación del 'baby boom' están a punto de jubilarse, lo que disparará el gasto sanitario y de pensiones en los próximos años.

En teoría, el déficit público hace subir los tipos de interés porque la deuda del Gobierno compite con la privada por la atención de los inversores. La Fed estimaba en 2003 que, cada vez que el déficit sube un punto porcentual del PIB, añade 0,25 puntos porcentuales a los tipos a largo plazo. Ahora bien, el déficit de los últimos años no ha tenido un impacto notable en los costes de financiación; algo que se explica por el apetito de los inversores extranjeros por financiar el gasto de EEUU comprando los bonos del Tesoro.

Mientras sigan comprando activos de EEUU, esta simbiosis feliz puede continuar, según el 'Wall Street Journal'. Pero en algún momento empezarán a preocuparse por la capacidad de EEUU para pagar su creciente deuda. Y entonces el Tío Sam tendrá que empezar a reducir su apalancamiento, como hace ahora todo el mundo.

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