Los bonos convertibles han vuelto a recuperar atractivo después de la gravísima crisis sufrida por este mercado el año pasado, con el desplome de los activos emitidos por General Motors y Ford a raíz de la caída en picado de su calificación crediticia (ambas empresas se situaron al borde de la quiebra).
Sin embargo, ahora tanto la oferta de nuevas emisiones como la demanda se están recuperando, y la situación actual puede ser especialmente favorable para este activo.
Los bonos convertibles son deuda emitida por las empresas con la particularidad de que pueden canjearse por acciones de la misma empresa en un plazo y a un precio determinado; es decir, incluyen una opción de compra sobre el valor. Por ello, se sitúan en un espacio intermedio entre la renta fija y la variable, al ofrecer una rentabilidad potencial mayor que los bonos normales y a la vez un menor riesgo que la bolsa (en contrapartida, su potencial de ganancia también es menor).
El gestor del fondo de convertibles de Morgan Stanley, Davide Basile, ofrece tres razones por las que cree que los bonos convertibles son perfectos para el momento actual. La primera es el repunte de la volatilidad en los mercados, que ya ha comenzado después de tocar mínimos del ciclo en el primer semestre. En un entorno de mayor volatilidad, el precio de la opción que incluyen los convertibles sube, con la consiguiente rentabilidad para el inversor.
La segunda razón es el aumento del volumen de las emisiones de convertibles en todo el mundo, después de una fuerte caída en 2004 y, sobre todo, en 2005. En junio este ritmo se aceleró, con emisiones por valor de 12.200 millones que elevan el tamaño total de este mercado hasta 600.000 millones de euros aproximadamente. Más emisiones equivalen a más oportunidades de diversificación y un mayor universo para elegir los mejores convertibles.
Por último, Basile señala la fuerte entrada de dinero en estos fondos en los últimos meses que buscan reducir su exposición a la bolsa tras el susto de mayo-junio, pero sin abandonarla totalmente. Cuando aumenta la demanda, el precio de los convertibles tiende a subir (como cualquier otro activo) aunque no se modifica su correlación con los bonos o con las acciones.
Ahora bien, al invertir en convertibles hay que tener en cuenta las limitaciones del producto: “Si usted cree que la bolsa va a subir con fuerza o que la volatilidad va a seguir en mínimos, no entre en un fondo de convertibles”, recomienda este gestor. “Ahora bien, si reconocemos que nos encontramos en un escenario muy incierto para las bolsas, en un entorno alcista de los tipos de interés en todo el mundo y con un aumento de la volatilidad en los mercados, entonces los convertibles son perfectos para reducir el riesgo sin renunciar a una parte de la rentabilidad en el caso de que las bolsas sigan subiendo”, añade Basile.