
La última ronda de estímulos extraordinarios de la Reserva Federal es arriesgada y deja poco margen de maniobra si llega otra crisis, según el economista Lawrence Lindsay. En su opinión, con las compras de la Fed, de al menos 40.000 millones de dólares al mes en deuda hipotecaria a través del QE3, "están comprado el déficit entero".
"No tengo problemas con que se hagan cosas extraordinarias en tiempos extraordinarios", reconoce Lindsey, que fue consejero económico de la Casa Blanca bajo la presidencia de George W. Bush, y que ahora tiene su propia firma de consultoría.
Lindsay está de acuerdo con las dos primeras rondas de quantitative easing de la Fed. Pero ahora, con la economía creciendo a niveles cercanos a su tendencia histórica, "hacer algo que se sale realmente de lo ordinario es poner las cosas en riesgo".
Y añade que "si esto se convierte en la nueva normalidad, es difícil imaginar el margen de maniobra de la Fed" si otra crisis golpea el país.
A vueltas con el abismo fiscal
La reciente apuesta del banco central para estimular la economía también ha quitado presión a los políticos para que resuelvan el abismo fiscal de EEUU, argumenta, lo que puede terminar en subidas de impuestos desestabilizadoras y recortes de gastos a principios del próximo año.
"La Fed, tal vez porque no puede hacer otra cosa, ha dicho al Congreso: vamos a comprar vuestros bonos pase lo que pase", a juicio de este economista. "Creo que eso es quitar la presión al presidente y al Congreso", añade.
Si el QE3 es eficaz sobre los tipos de interés, también puede evitar que el Congreso se frene a la hora de pedir prestado. "Si las estimaciones del presidente de al Fed sobre la efectividad del QE3 se cumplen, vamos a rebajar el coste medio de la deuda del Estado hasta 0,6 puntos porcentuales", según Lindsey. "¿Por qué no iba el Congreso a pedir prestado y gastar cuando tiene un coste de sólo 60 puntos básicos"?, se pregunta.