Un 62% de las convertibles emitidas por Santander ya han sido canjeadas por acciones. El inminente canje que se producirá el 4 de octubre supondrá pérdidas latentes del 53%.
Ya no quedan más ventanas de liquidez. El próximo 4 de octubre, los inversores que hace cinco años se lanzaron a la compra de las convertibles emitidas por Santander serán obligatoriamente accionistas de la entidad. Antes de esa fecha, los tenedores de estos títulos han tenido la posibilidad de canjearlos voluntariamente hasta en cuatro ocasiones, que han servido para convertir el 62% de estas obligaciones. Lo que significa que un 38% de estos bonos aún está en manos de unos inversores, que tendrán que asumir unas minusvalías latentes (mientras no vendan) del 53%.
En el momento de la emisión de estos títulos, en septiembre de 2007, se estableció que su precio de conversión sería de 16,04 euros. Sin embargo, dadas las sucesivas ampliaciones de capital que ha realizado la entidad que preside Emilio Botín desde entonces, este precio se sitúa en la actualidad en los 12,96 euros. Esa cantidad no sería un inconveniente si los títulos de Santander cotizaran por encima de ese precio, ya que los inversores ganarían la diferencia junto a los rendimientos que han cobrado desde su emisión. Sin embargo, sus títulos cotizan muy por debajo.
A pesar de las últimas subidas bursátiles que ha acumulado la banca desde que España solicitara ayuda formal a Europa para el sector, los acciones de Santander aún cotizan muy lejos de los 12,96 euros. Las últimas revalorizaciones han permitido que recupere los 6,08 euros por título, lo que significa que la brecha entre la cotización actual y la fijada para la conversión es del 53% (ver gráfico). Y ese, precisamente, ha sido uno de los principales quebraderos de cabeza de la entidad y de los inversores que hace cinco años decidieron comprar estos valores.
Es cierto que esas minusvalías no se harán efectivas para los tenedores de convertibles hasta el próximo 4 de octubre, pero queda menos de un mes para que suceda. Para afrontar esta situación, una de las alternativas que Santander planteó a estos bonistas para resarcir las pérdidas acumuladas durante estos cinco años -aún queda un 38% de estos títulos en manos de sus clientes- es la contratación de otro producto de inversión para el que es preciso invertir dinero adicional.
Se trata de un vehículo de inversión colectiva que ofrece adicionalmente un seguro de vida, más conocido como unit linked. Quien desee acceder a su contratación necesitará depositar dinero en efectivo antes de ejercer la conversión, y las aportaciones se retribuirán con un interés anual de al menos el 6,6%. Ésa es la rentabilidad mínima, porque el rendimiento puede crecer hasta el 7% a medida que aumente la vinculación con la entidad (nómina, fondos o planes de pensiones).
En esas rentabilidades es donde reside el interés para los inversores que aún tienen estos títulos en su poder y, por tanto, tendrán que asumir minusvalías; ya que al finalizar los ocho años de vida que tiene este producto podrían obtener hasta un 56% de rentabilidad. Algo más de la pérdida que acumulan hoy en día estas obligaciones si se tiene en cuenta el cobro de los cupones.