El optimismo puede ser un arma de doble filo. Algunos expertos alertaban de que las positivas expectativas que habían alimentado a los mercados en los días previos a la reunión del Banco Central Europeo (BCE) podían jugar en su contra como había ocurrido en otras ocasiones. En cambio, el mandatario de la institución, Mario Draghi, esta vez no dejó lugar para decepciones en su mensaje.
La calma que se había establecido en las últimas jornadas no hizo otra cosa que afianzarse. La prima de riesgo española firmó su mayor descenso desde finales de junio al retroceder más de un 9 por ciento. El diferencial que los inversores exigen a España frente a Alemania se estrechó 46 puntos básicos, hasta los 447 puntos, su nivel más bajo desde el pasado 10 de mayo.
"La bajada se justifica por el hecho de que una parte del mercado esperaba una decepción de Draghi", señala Alberto Matellán, desde Inverseguros. "Además, el SMP [el programa de compras anterior] se mantiene a vencimiento y se elimina el rating en los colaterales avalados por los gobiernos, dos aspectos que dan ese algo más que no se esperaba", explica el analista.
Pese a esas salvedades, prácticamente no hubo grandes sorpresas. Pero el hecho de que se confirmaran algunos aspectos del nuevo programa de compras fue suficiente para devolver la prima de riesgo italiana por debajo de los 400 puntos básicos, hasta los 370. Y es que aún quedaba cierta desconfianza. "La muy favorable reacción de las primas de riesgo soberano, a pesar de la ausencia de sorpresas muy relevantes en los anuncios de hoy [ayer], obedece probablemente al escepticismo previo respecto a la capacidad real del BCE de sacar adelante la totalidad de las medidas esperadas", indican desde Banco Madrid. "El mercado parece haber valorado especialmente la claridad con la que Draghi ha afirmado la no preferencia de cobro de la deuda que adquiera su institución y la ausencia de límites a priori temporales o cuantitativos a las intervenciones", añaden desde la firma.
Compras en la periferia
No hay duda de que los inversores dieron ayer el primer visto bueno a lo anunciado por el BCE ante la oleada de compras de deuda española. La rentabilidad del bono a diez años se redujo hasta el 6,03 por ciento, desde el 6,42 por ciento del día anterior. Esta semana el interés de la deuda española a una década cae 83 puntos básicos, mientras que la rentabilidad de su homóloga alemana repunta 23 puntos básicos después de que ayer se elevara hasta el 1,56 por ciento.
También volvió a verse beneficiada la deuda a corto plazo, una vez que el BCE confirmó que sus adquisiciones se centrarán en activos entre 1 y 3 años de vencimiento. El interés del bono español a dos años bajó del 3 por ciento por primera vez desde abril, hasta el 2,96 por ciento, con lo que el diferencial con su homólogo germano se situó por debajo de los 300 puntos básicos. En el caso de Italia, el diferencial cayó hasta los 223 puntos.
¿Caídas sostenibles?
Los inversores aplaudieron ayer al programa de Draghi y, a la espera de que ahora sean los gobiernos los que den el siguiente paso, los expertos prevén que se instaure una relativa calma. "Se han sentado las bases para que en los próximos meses las primas de riesgo consoliden o profundicen en las reducciones de las últimas semanas", opinan en Banco Madrid. "El BCE ha puesto un suelo bastante sólido (no infalible, pero sí sólido) al mercado de deuda", comparte Daniel Pingarrón, desde IG Markets. Pero aún quedan cuestiones en el aire como esos niveles en los que el banco central actuará e incluso si habrá o no rápidos acuerdos. La caída será "sostenible en la medida en que no haya sorpresas que retrasen o impidan la actuación del BCE, como desacuerdos políticos o jurídicos", advierten en Inverseguros.