
La Fed celebra hoy su segunda reunión del año en el peor de los escenarios posibles. Todo lo que era susceptible de empeorar lo ha hecho desde su anterior cita: la crisis financiera desatada en verano, que se ha agravado con el rescate de urgencia de Bear Stearns, amenaza con desencadenar un pánico bancario; el enfriamiento de la economía es creciente y los expertos ya no se plantean si habrá recesión o no, sino cuánto durará; y la inflación, aunque se frenó en febrero, se sitúa en el 4%, un nivel aún preocupante.
Con todos estos ingredientes sobre la mesa, el mercado apuesta por un drástico recorte de los tipos de interés. Así lo refleja el de futuros, en el que se concede un 76% de probabilidades a que la Fed rebaje el precio del dinero del 3 al 2%. ¿Y el 24% restante? Son las opciones que se otorga a una reducción aún mayor, que los colocaría en el 1,75%.
En ambos casos, los tipos bajarían hasta su nivel más reducido desde finales de 2004. Además, sería el sexto descenso consecutivo desde que la institución comenzó a atacar la crisis con medicina monetaria desde mediados de septiembre.
Estímulo estéril
Con esta nueva rebaja, la Fed buscaría enviar un estímulo a la maltrecha economía norteamericana, cuyo debilitamiento es palpable. Sin ir más lejos, ayer se publicaron dos nuevos datos que anticipan un mayor deterioro de la situación. En febrero, la actividad industrial norteamericana cayó un 0,5%, más de lo previsto. Al mismo tiempo, el índice de actividad manufacturera de Nueva York se ha desplomado en marzo hasta los -22,2 puntos, su nivel más bajo desde que este indicador se publica (2001).
Ambas referencias no vienen sino a confirmar que el enfriamiento está siendo más acusado de lo previsto, una realidad que también se refleja en otros ámbitos de la economía, como la destrucción de empleo y el retroceso del consumo.
El problema, sin embargo, es que no está nada claro que una reducción de los intereses logre el resultado perseguido. Como afirman los expertos de Banif, "los canales de transmisión de política monetaria están obstruidos", una realidad que resta eficiencia a la reducción de los intereses.
Reactivar el mercado interbancario
Para que los recortes de los tipos tuvieran impacto en la economía real, que es lo que pretende la Fed, las entidades deberían canalizarlos a los ciudadanos y las empresas mediante la concesión de préstamos más baratos. Sin embargo, los bancos cada vez tienen más difícil conseguir dinero, de ahí que lo prefieran atesorar para reforzar sus balances en vez de prestarlo.
Y todo por culpa del mercado interbancario, que es al que acuden de forma habitual las entidades para obtener y que en estos momentos está parado por la incertidumbre y la desconfianza vigentes. "Bajar los tipos de interés no es suficiente para solucionar los problemas del sistema financiero y la economía. Lo más importante es reactivar el mercado interbancario", concluye Diego Fernández, analista macroeconómico de Fortis.
Dadas estas extraordinarias condiciones, la Fed se enfrenta a un dilema: si no baja los tipos tanto como se espera, defraudaría a los mercados y podría provocar una fuerte bajada en las bolsas; pero si los reduce con fuerza en un momento donde su medicina no es tan efectiva, estará malgastando una munición que podría ser muy preciosa en el futuro.