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Bruselas quiere que el mecanismo de supervisión bancaria funcione en 2013

La Comisión Europea presentará antes del 12 de septiembre sus propuestas para crear un supervisor bancario en la zona euro y quiere "acelerar las negociaciones" para que este mecanismo entre en vigor a comienzos de 2013, informó este miércoles una portavoz.

El asunto ha sido objeto de "un trabajo intensivo durante todo el verano" y el colegio de comisarios "quiere que las propuestas sean lo más ambiciosas posibles", declaró en una conferencia de prensa Pia Ahrenkilde-Hansen.

La portavoz destacó la necesidad de "acelerar las negociaciones para que el mecanismo pueda entrar en vigor a comienzos de 2013".

Mientras tanto, hay varios puntos que "deben ser zanjados en los próximos días", añadió, para que las propuestas de la Comisión puedan ser presentadas antes del 12 de septiembre, día en que su presidente, José Manuel Durao Barroso, pronunciará ante el Parlamento europeo el discurso sobre el estado de la Unión.

De momento está clara que "el Banco Central Europeo desempeñará un papel central" en este mecanismo, y estará en "el núcleo de este sistema de supervisor único para la zona euro".

Sin embargo, hay que resolver por ejemplo la cuestión del "equilibrio con los países que no pertenecen a la zona euro". Así, habrá que instaurar "una buena cooperación entre el BCE, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) y los supervisores nacionales", según la portavoz.

Una posible solución sería que el BCE supervise los bancos de la zona euro, compuesta por 17 países, y que la EBA, con sede en Londres, se ocupe de los otros diez países de la UE.

Por su parte, el presidente del BCE, Mario Draghi, aseguró este miércoles que la política monetaria "necesita a veces medidas excepcionales", aunque recordó que la institución "actuará siempre en el marco de su mandato", en un artículo de opinión que será publicado el jueves en Alemania.

En esta intervención difundida con antelación por el semanario Die Zeit, Draghi defiende la intención del BCE de reactivar su programa de compra de deuda pública de los países en dificultades para rebajar las tensiones en la Eurozona.

Dicho proyecto ha sido muy criticado en Alemania, en particular por el Bundesbank, el banco central, que teme que el BCE acabe convirtiéndose en un instituto de crédito para los Estados en dificultades, como España o Italia.

Respondiendo a esas inquietudes, Draghi aseguró que el BCE "seguirá siendo independiente", y "hará lo necesario para garantizar la estabilidad de los precios", su principal cometido.

Mostrándose diplomático, el presidente del BCE dijo que a Alemania le interesa no aislarse y facilitar el proceso de integración de la Eurozona.

"El origen del éxito de Alemania es su profunda integración en las economías europeas y mundiales. Para seguir prosperando, Alemania debe seguir siendo el ancla de una moneda fuerte, en el centro de una zona de estabilidad monetaria y en una economía de la zona euro dinámica y competitiva", añadió.

"Aquellos que quieren volver al pasado no comprenden el significado del euro. Quienes afirman que sólo una auténtica federación podría ser sostenible ponen el listón muy alto. Necesitamos un esfuerzo gradual y estructural para completar la unión monetaria europea", consideró Draghi.

Draghi podría dar detalles de su plan en la conferencia de prensa prevista tras la próxima reunión del consejo de gobernadores del BCE, el 6 de septiembre.

Al comienzo de esta semana, Jörg Asmussen, miembro del directorio del BCE, aseguró que el banco central sólo comprará obligaciones públicas a corto plazo, y que en futuro coordinará sus intervenciones con las de los fondos de rescate de los Estados de la Eurozona, el FEEF y su sucesor el MEDE.

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