Que el mercado descuenta que España será rescatada y podrá financiarse en un entorno de mayor normalidad no es ninguna novedad. Sin embargo, el resultado obtenido en la subasta de letras a 3 y 6 meses que celebró ayer el Tesoro Público, lo volvió a poner en evidencia. La emisión se saldó con una alta demanda y una importante bajada de la rentabilidad.
En concreto, captó 3.607 millones de euros -más de lo previsto-, a los intereses más bajos de los últimos 98 días. Sólo un dato: la factura se abarató un 40 por ciento en los títulos a 3 meses respecto a la anterior subasta celebrada en julio, y un 60 por ciento en letras a 6 meses.
La posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) compre deuda en el mercado secundario si España solicita finalmente ayuda formal a sus socios europeos, cada día cobra más fuerza en el mercado. Si eso sucede, la deuda española tendría el respaldo del BCE, algo que ya descuentan los inversores. Pero es que además, en términos de rentabilidad, los intereses ofrecidos ayer por el Tesoro Público continúan siendo más atractivos -pese a su bajada respecto a la última subasta- que los que ofrecen otros países europeos por colocar deuda a corto plazo, que incluso se financian a intereses negativos, como sucede en Alemania o Francia.
En concreto, el Tesoro Público ofreció en las letras a 3 meses un interés medio del 0,946 por ciento desde el 2,434 por ciento entregado en julio; mientras que los títulos a 6 meses pasaron del 3,691 por ciento ofrecido en julio al 2,026 por ciento que pagó ayer. En ambos casos, se trata de los rendimientos más bajos desde mayo.
Apetito por la deuda española
Esta importante disminución en el coste de financiación de España también se apoyó en una fuerte demanda por parte de los inversores, sobre todo en los títulos a 3 meses. El Tesoro Público vendió 1.674 millones en esta referencia con una demanda que superó en 3,4 veces lo finalmente adjudicado. Más que en julio, cuando la demanda superó en 2,9 veces la oferta. No fue tan fuerte en las letras a 6 meses. En ese caso, el organismo colocó 1.933 millones de euros, con una demanda que superó en 2,2 veces la cantidad vendida, frente a las 3 veces que alcanzaron las peticiones en julio.
En esta gran aceptación también influyó que la deuda a corto plazo es una de las que mayor respaldo tiene entre los inversores de todos los títulos de cuantos emite el Tesoro Público, por la inmediatez de su pago y porque en muchos casos el inversor se espera al vencimiento y no especula con ellos en el mercado secundario.
Habrá que estar atentos al próximo 6 de septiembre, que será cuando el Tesoro afronte un examen de mayor dificultad. Está previsto que España emita bonos el día en el que el BCE celebrará su reunión mensual. Y las expectativas que giran a su alrededor no son pocas. El mercado espera que en ella se discuta la compra de deuda soberana para aliviar la presión que sufren los países de la periferia.
Letras vs. depósitos
Aunque la rentabilidad ofrecida ayer por las letras a 3 y 6 meses es más atractiva que la que brindan otros países europeos por colocar su deuda a corto plazo -que emiten a intereses negativos-, el abaratamiento de la factura que pagó ayer España impide ya que las letras compitan con el interés que otorgan los depósitos a ese mismo plazo.
La necesidad de la banca de cuadrar la liquidez que precisa hasta fin de año ha provocado un cambio en su estrategia a la hora de captar el ahorro de los particulares, dando impulso a los depósitos a 6 meses, que ahora entregan intereses en torno al 4 por ciento. Y la brecha podría ampliarse. Si la expectativa de que el BCE intervenga en el mercado de deuda se hace realidad, es de esperar que el rendimiento de la deuda pública española baje todavía más.