El conjunto de bancos de inversión espera una mejora del beneficio en los próximos años del 32%.
Corría el año 1962, España se abría al mundo y un joven Roger Moore comenzaba a protagonizar El Santo, una serie que duraría siete años y cuyo protagonista, un rico convertido en Robin Hood moderno montado en un Volvo p1800, dejó una imagen para la posteridad. Ese mismo año, los empresarios Germán López, José Antonio Torrontegui, Federico Lipperheide, Alfonso Hohenlohe y Max Emanuel Hohenlohe abrían cuatro concesionarios (Madrid, Barcelona, Marbella y Palma de Mallorca) que hoy se han ampliado a 50 y ocupan un 1% de cuota de mercado.
Incorporada para el segundo semestre al Eco30 -cartera de ideas de inversión nacionales e internacionales de elEconomista- Volvo ha sabido superar la crisis convirtiéndose en una opción de inversión, como demuestra la recomendación de mantener próxima a la compra que le otorga la media de analitas recogida por FactSet, sin olvidarse de sus principios: la seguridad y el confort.
Creada en 1927 por el ingeniero Gustav Larson y el economista Assar Gabrielsson, la empresa sueca ha sufrido baches como el de 2009 en el que, siendo propiedad de Ford, registró unas pérdidas de 1.436 millones de euros. Desde entonces, después de su compra por parte de la China Geely, todo ha ido sobre ruedas y la media de analistas prevé que este año cosechará unos beneficios de 1.998 millones de euros.
El comportamiento de la marca es ejemplar. Sin salir de la península, Volvo fue la red de concesionarios más rentable de 2011 según un informe interno de la empresa y, a pesar de que un 38% del volumen de su negocio se genera en Europa, busca ampliar horizontes, en concreto, hacia China.
Previsiones de futuro
En abril de este año, el portavoz de la compañía anunciaba que la empresa invertiría 8.930 millones de euros confirmando lo que, un año antes, el director de la firma, Stephan Jacoby, ya había anunciado. Una inversión que se está utilizando para abrir más fábricas en China y conseguir duplicar las ventas hasta las 800.000 unidades en diez años. De ahí, que la media de analistas prevea una consolidación y mejora de todos y cada uno de los fundamentales de la automovilística sueca.
Un claro ejemplo de esta previsión de futuro son los beneficios netos, que para 2014 se prevé que aumenten un 32% respecto al presente ejercicio, hasta los 2.610 millones de euros. Por otro lado, la deuda de la compañía, que en 2012 alcanzarán los 1.498 millones euros, se vería convertida en una caja de 464 millones dentro de dos años. De igual forma, en lo que al PER estimado se refiere -número de veces que el beneficio se encuentra incluido en la acción- también se prevé que se vea reducido. Si en 2012, se encuentra en torno a las 13 veces, para 2014, el coste de la firma se abarataría alcanzando las 8,2 veces. Todos estos datos fundamentales vienen acompañados de una política de retribucción al accionista con vistas a mejorar.
En concreto, Volvo ha ido aumentando su recomendación a su accionariado desde 2009, en el que por sus problemas financieros tuvo que suspenderla. Desde aquel año, la rentabilidad por dividendo ha aumentado hasta los 0,39 euros por acción en este año. Para 2014, se prevé que el beneficio se sitúe en el 5,16% (0,55 euros por acción).
Proyectos como el nuevo V40, primer coche con airbag para peatones, han pemitido a Volvo erigirse como una de las grandes compañías del sector con un mercado aún por explotar como es China.