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Bonos de catástrofes: la bala que rinde un 7% en la recámara de las aseguradoras

  • Son activos poco volátiles y con riesgo estacional
  • Funcionan como alternativa al reaseguro

Incendios en España, inundaciones en China, tsunamis en Indonesia, terremotos en Japón... Al margen del coste humano que tienen estas catástrofes, detrás quedan cuantiosos daños por cuantificar, uno de los principales cometidos de cualquier aseguradora. Muchas de ellas, para realizar coberturas y minimizar al máximo la posibilidad de pérdida, acuden a su vez a los servicios de empresas reaseguradoras como Munich Re o Swiss Re. Pero existe otra alternativa mucho menos conocida, a la que puede acceder cualquier inversor: los bonos de catástrofes, también denominados cat bonds.

Esta clase de productos es el resultado de la monetarización de deuda por parte de la aseguradora: en vez de reasegurar sus productos, opta por emitir deuda al mercado para obtener dinero extra con el que realizar coberturas sobre sus propios seguros de catástrofes naturales.

François Divet, gestor de AXA, acumula doce años de experiencia en este negocio y cuenta a elEconomista sus principales características. Todo empieza por un sencillo ejemplo para entender cómo funcionan: "Si una aseguradora lanza un bono de catástrofes al mercado por 1.000 millones de euros, y las pérdidas por cubrir esa catástrofe son menores, entonces el inversor recupera su inversión más los intereses. En cambio, si las pérdidas son superiores a esa cantidad en un tanto por ciento, entonces se pierde todo lo invertido".

Calculando riesgos

Se puede afirmar, entonces, que es un producto de doble o nada, con un periodo medio de madurez de tres años. La clave está en el elevado tipo de interés que ofrecen: "Los márgenes en el mercado secundario nunca habían estado tan altos, en el 7%", explica Divet.

El experto asegura que este tipo de activos es "interesante para los inversores" porque ofrece un comportamiento "superior al de la renta fija" con una media del 3% de volatilidad. "Son activos poco volátiles, con riesgo estacional, cuyos precios se mueven sólo ligeramente y están determinados sobre todo por la magnitud de las catástrofes que cubren". Es decir, que quien adquiera un cat bond sólo se expone al riesgo estacional que entraña la propia naturaleza del producto, pero el activo no está correlacionado ni con la renta fija ni con la variable, dato que Divet señala como positivo para una buena diversificación de cartera.

El experto también hace hincapié en que estos productos se emiten con un mecanismo especial que atiende a las siglas SPB, diseñado "para asegurarse de que no corren riesgos ni los inversores ni el inversor, y que no se cubren bonos de entidades insolventes".

Eso sí, quien sea puntilloso en cuanto a la calidad de este tipo de deuda debe saber que muchos cat bonds sí cuentan con calificaciones por parte de las agencias de rating pero estas notas suelen ser bajas (BB o BB-).

"La decisión principal sobre invertir en este activo no se basa en su rating", apunta el entrevistado. Así pues, desde el punto de vista del experto la ecuación rentabilidad riesgo es atractiva, siempre que se cumpla el guión dado por las coberturas efectuadas por el emisor. Los principales compradores de este tipo de productos son "fondos de pensiones, family offices y otras aseguradoras", explica el analista, que también señala que actualmente perciben "un interés creciente" por parte de "bancos privados suizos, e inversores del norte de Europa y Reino Unido".

Los cat bonds, pese a ser muy utilizados dentro de la industria de seguros, son productos prácticamente desconocidos dentro del amplísimo universo de inversión. De hecho, llevan en funcionamiento desde hace casi veinte años. Desde entonces, este mercado -donde en torno al 80% de los activos está denominados en dólares- no ha dejado de crecer; las previsiones que maneja AXA es de que se muevan entre 5.000 y 6.000 millones de dólares en 2012. Asimismo, AXA apunta a que la demanda de cat bonds, crecerá exponencialmente, hasta alcanzar un volumen de 30.000 millones de dólares en 2016.

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