Cinco años no han sido suficientes para convertir el aniversario de la crisis en un mero recuerdo. Con la posibilidad descontada por el mercado de que España solicite el rescate, las compras desatadas en la primera parte de la semana se transformaron en ventas con el paso de los días. Sobre todo, después de conocer el jueves la rebaja en las previsiones de crecimiento de la eurozona para este año realizada por el Banco Central Europeo (BCE).
Por si no fuera suficiente, un día después, la desaceleración en las exportaciones de China, la segunda economía del mundo, actuó como detonante para acentuar las pérdidas en la renta variable. El Ibex 35, que llegó a ceder un 2,08% a lo largo del viernes consiguió mantener los 7.000 puntos, tras perder un 0,88%, hasta los 7.047 puntos. Aun así, la bolsa española cerró la semana con el balance más positivo de toda Europa, con una subida del 4,3%.
En esa revalorización mucho influyó la evolución del índice de los dos primeros días de la semana. Contra todo pronóstico, el lunes empezó con problemas técnicos en la bolsa española que obligaron a suspender la negociación del Ibex durante casi cinco horas. Lejos de tener mayor repercusión, una vez recuperada la normalidad, el principal selectivo español logró recuperar la barrera de los 7.000 puntos, un nivel que no alcanzaba desde el pasado 4 de julio, alentado por el optimismo de que la unión bancaria en Europa se acelere.
Los rumores sobre la posible solicitud de ayuda al Fondo de Rescate por parte del Gobierno siguieron alimentando las subidas en la bolsa española el martes, que se quedó a 9 puntos de su resistencia situada en los 7.220 puntos tras acumular una subida del 13% en sólo tres jornadas.
Un rally que se interrumpió el miércoles. Las noticias llegadas desde Europa sobre los posibles problemas que podría tener España para materializar el rescate si se requieren más ajustes no fueron bien aceptadas en el mercado, lo que transformó las compras en ventas rompiendo así el carril alcista que había tomado el Ibex 35.
En esa tendencia destacó el comportamiento de Bankia, la gran protagonista de la semana. La inminente ayuda millonaria que podría recibir de Europa para sanear su balance se dejó sentir en sus títulos, que encadenaron 11 sesiones consecutivas en positivo. Aunque la remontada más sorprendente se produjo esta semana, ya que sólo en las primeras cuatro jornadas, la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri acumuló un repunte cercano al 50%, que terminó el viernes.
El comunicado que emitió el jueves por la noche el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) advirtiendo a los accionistas del banco de que tendrán que participar en la cobertura del coste de los procesos de saneamiento cayó como una losa sobre las acciones de la entidad, que registraron una caída del 19,83% el mismo día en que el Ibex 35 coqueteó con el soporte de los 7.000 puntos.
Igual que la bolsa española, el resto de plazas en el Viejo Continente terminó la semana con saldo positivo. Por detrás de España, la segunda más alcista fue la italiana, con una subida del 3%. El Cac 40 subió un 1,82%, el Dax 30 un 1,15% y el Ftse 100 un 1,03%.
Al otro lado del Atlántico, la declaración al principio de la semana del presidente de la Reserva Federal de Boston, Eric Rosengren, pidiendo nuevas compras de bonos para estimular la economía y el empleo sirvió para incentivar el comportamiento de los índices americanos. El Dow Jones subía en torno a un 0,4% en la semana y el Nasdaq 100 alrededor de un 1,45%.
Calma tensa
La incertidumbre en torno al futuro económico de España también se dejó sentir en el mercado de deuda. El diferencial español, que mide la rentabilidad adicional de nuestros bonos a diez años respecto a los alemanes, repuntó el viernes 11 puntos, hasta los 552 puntos básicos; es decir, 10 más que hace una semana. Por su parte, el interés del bono a una década pasó del 6,84 al 6,9% en los últimos cinco días, después de acercase en varias ocasiones a la frontera del 7%.
En Italia, el balance fue más positivo. La prima de riesgo transalpina pasó de los 462 hasta los 452 puntos básicos en una semana. Ese menor interés que exigen los inversores a la deuda italiana también relajó el rendimiento de sus bonos a una década, que pasó del 6,04 al 5,9%.