Y con la de ayer ya van tres. Ese es el número de sesiones consecutivas que encadena el barril Brent, de referencia en Europa, en las que consigue cerrar en positivo.
Una racha breve, pero ni mucho menos irrelevante, ya que durante ese lapso el precio de esta materia prima se ha revalorizado un 5,6%. Un repunte que por un lado eleva su cotización hasta los 111,8 dólares -nivel que no alcanzaba desde el mes de mayo- y, por otro, permite al Brent cambiar radicalmente su comportamiento en lo que va de 2012, ya que deja atrás los números rojos y los cambia por un alza del 4%.
Por su parte, su homólogo norteamericano, el West Texas, no se queda atrás. Es más, también se apunta tres sesiones de subidas en las que acumula un alza del 7,4% que pone su precio en los 93,6 dólares. Un terreno que tampoco pisaba desde mayo.
Entre los principales factores que están espoleando a estas referencias destacan la posibilidad de que en septiembre la Fed anuncie una nueva ronda de estímulos monetarios, tras las declaraciones de Eric Rosengren, presidente de la Fed de Bostón, instando a la Reserva Federal a acometer un política monetaria más expansiva y a la inestabilidad imperante en Oriente Medio, por el conflicto sirio y por el recrudecimiento de la tensión entre EEUU e Irán, que podría acarrear una interrupción del suministro en esa región.
Precisamente, es esta tensión geopolítica la que vuelve a ampliar la brecha entre el precio del Brent y el West Texas por encima de los 18 dólares. El barril del Mar del Norte acusa en mayor medida que el americano este tipo de tensiones al ser su precio dependiente de la producción de petróleo tanto del Viejo Continente, como la de África, Oriente Medio y Rusia. Mientras que el barril estadounidense resiste mejor esas presiones al estar su producción focalizada al oeste del Estado de Texas.