Bolsa, mercados y cotizaciones

El interés de la deuda a corto plazo cae a mínimos de mayo

El terremoto que surgió tras la última reunión del Banco Central Europeo (BCE) todavía sigue zarandeando al mercado de renta fija. Una vez que la autoridad monetaria dejó claro que cualquier tipo de ayuda se implementaría a través del fondo de rescate previa solicitud de los países y que los gobiernos de las dos naciones en el ojo del huracán (España e Italia) ya no rechazan frontalmente esa posibilidad, las compras de la deuda a corto plazo de estos dos países se han disparado.

Anticiparse a la intervención

Los mercados dan por hecho que la intervención se va a dar y, por ende, tanto la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF) y posteriormente el Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) iniciarán un programa de compras de bonos a corto plazo. Así, con esta expectativa, los inversores están comprando todo lo que pueden en el mercado secundario en bonos, a corto y medio plazo para posteriormente vendérselos a un precio mayor a estos respectivos fondos. Unos movimientos que en un mercado en el que el volumen se ha ido reduciendo acentúan sus efectos.

Un incremento de la demanda que se ha dejado sentir sobre todo en la deuda a vencimiento en 2 y 3 años. Tanto es así que el rendimiento que se le exige a los títulos españoles a un bienio y a un trienio ha caído por debajo del nivel del 3,5 y el 5% en cada caso. En concreto, ambas referencias terminaron con un interés del 3,495 en el caso del papel a dos años y del 4,52 a tres años, un terreno que no pisaban desde el mes de mayo, máxime cuando hace escasas semanas estas dos referencias llegaron a cerrar con una rentabilidad máxima en la era euro en el 7,44% el tres años y el 6,64 el bono a dos años. Exactamente lo mismo ha sucedido con la deuda transalpina con igual periodo de maduración, ya que el bono a un bienio y a un trienio han vuelto a sus niveles más bajos en rentabilidad desde mayo tras finalizar la sesión con un rendimiento del 3,04 y el 3,87%.

También, aunque sea en menor medida, el bono español y transalpino a 10 años se han beneficiado de la actual tónica en el mercado. De hecho, desde la decepción inicial que supuso la última reunión del BCE, el interés de la deuda española a una década ha caído 43 puntos del 7,17 hasta el 6,74%. Mientras que el bono italiano en el mismo lapso se ha dejado 33 puntos básicos en su rendimiento el cual ayer terminó en el 6%. Estas caídas han permitido, a su vez, que el diferencial entre el bono español e italiano a una década descienda de los 594 hasta los 534 puntos básicos en la deuda española y de los 509 a los 461 puntos en la italiana. No obstante, todas estas oscilaciones ni mucho menos se sustentan en ninguna actuación real de la autoridad monetaria. De hecho, ayer el BCE anunció que una semana más, y ya van 21, no compró deuda de los países periféricos en el mercado secundario.

La curva se 'desinvierte'

Sea como fuere, estas expectativas han permitido que la curva de tipos de interés de los países periféricos -el gráfico resultante tras trazar una línea que une las rentabilidades de cada plazo- tenga una pendiente positiva más inclinada, tal y como persigue el BCE.

Un efecto que, cuanto menos, da síntomas de normalidad ya que en circunstancias normales esta curva muestra una inclinación ascendente al entrañar la deuda a largo plazo un mayor riesgo para los inversores que la deuda a corto, con lo que cuanto más largo sea el vencimiento de un activo mayor es la rentabilidad que se le exige.

Sin embargo, si los inversores tienen expectativas de que la bolsa y la inflación caigan (síntomas de una recesión) generalmente optan por cubrirse comprando deuda a largo plazo, lo que a su vez provoca que los intereses de estos tramos se igualen con los de los bonos a menor plazo y la curva se aplane o se invierta. De esta manera, la curva de tipos actúa como una señal de alarma cuando adquiere esa forma.

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