Ayer no fue una sesión corriente en la bolsa española. A las 10:05 horas de la mañana, un problema técnico obligó a paralizar las negociaciones durante horas (ver información inferior). No enfrió, sin embargo, el ánimo de los inversores, cuyas compras llevaron al Ibex 35 a cerrar por encima de la barrera psicológica de los 7.000 puntos. El principal índice de la bolsa española se anotó un 4,41%, la cuarta mayor subida del año, siguiendo la estela del viernes por el posible rescate y ante la esperanza de que la unión bancaria en Europa se acelere y pueda quedar cerrada antes de que acabe el año.
Comenzó a gestarse a finales de junio, pero fue ayer cuando la Comisión Europea (CE) oficializó que será el 11 de septiembre el día que se presente la propuesta de unión bancaria. La idea inicial es que sea aprobada en diciembre, después de que el viernes, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, solicitase por carta la aceleración del proceso. En la agilización del proyecto para que esté listo a principios de 2013, en este caso con el objetivo principal de que haya una supervisión única, también coincide Alemania.
Jornada optimista
Ayer se mantuvo el optimismo del viernes en las bolsas europeas, especialmente en la española a la espera de que el Gobierno pida ayuda al Fondo de Rescate. Estas expectativas alzaron al Ibex por encima de los 7.000, una cota que perdió el pasado 5 de julio y a la que no regresaba desde entonces.
De hecho, hay que retroceder hasta esas fechas para encontrar el punto clave que el índice debería romper. "Ha superado los 6.920 puntos, que era un escalón importante, pero el nivel de verdad relevante es el de los 7.220", señala Joan Cabrero, analista de Ágora A.F.
Los expertos opinan que nada ha cambiado. "La subida [la de ayer] ha tenido poco fundamento, se ha producido principalmente a raíz de las compras de deuda a corto plazo", apunta Soledad Pellón, estratega de mercados de IG Markets. Y es que las compras de la deuda española a dos y tres años llevó la rentabilidad de estos activos a mínimos desde mayo.
Pero "todavía es pronto para hablar de la ruptura del 7.000 del Ibex y de que la bolsa vaya a seguir subiendo. No hay nada que la sostenga, sólo la expectativa de un posible rescate", expone Nuria Álvarez, desde Renta 4. Al menos, estas esperanzas convirtieron ayer al indicador español en el más alcista entre las plazas del Viejo Continente. Lejos estuvieron las alzas de otros índices, incluso la del italiano Ftse Mib, que logró anotarse un 1,54%, después de la subida del 6,34% del viernes. Por su parte, el EuroStoxx 50 avanzó un 1,13%, al mismo tiempo que las subidas en los parqués de París y Frankfurt quedaron en el 0,81 y el 0,77%, respectivamente.
El problema es que el escaso volumen de negociación dispara las reacciones de los inversores ante cualquier novedad. Mala o buena. "Tan pronto las sensaciones son positivas, como de pronto hay decepciones. El volumen ha menguado mucho y eso provoca grandes cambios hasta que no haya un plan definitivo sobre la mesa", explican en IG Markets.
Esos cambios abruptos se dejan notar en las grandes cotizadas españolas. Ayer Repsol subió un 9,27% y Mapfre e Iberdrola se apuntaron más de un 8%. Mientras, otra docena de valores se revalorizó más de un 4%.