El acelerador que pisó el gabinete de Rajoy el pasado viernes con nuevas medidas de ajuste recibió ayer una respuesta contundente del termómetro de riesgo país: no han servido para bajar la temperatura.
Ayer, el diferencial del bono español a diez años con su par alemán -medido por el interés adicional que exigen los inversores al primero con respecto al segundo- repuntó con fuerza desde los 540 hasta los 558 puntos básicos. Esta escalada llega en una semana en la que el Tesoro vuelve a tener dos citas trascendentales con el mercado: hoy colocará letras a 12 y 18 meses, y el jueves lanzará bonos y obligaciones con vencimiento en 2014, 2017 y 2019.
En esta ocasión, el ensanchamiento del diferencial se produjo tanto por ventas de bonos españoles -cuyo rendimiento alcanzó ayer el 6,817%- como por las compras de bunds alemanes. Ídem sucedió con el bono transalpino a diez años: su rendimiento escaló hasta el 6,109% debido a las ventas de títulos del Tesoro transalpino, lo cual, unido a las compras de bunds, provocó que la prima de riesgo italiana subiera 9 puntos respecto al cierre del viernes, hasta los 487 puntos; un nivel inédito desde el pasado 13 de enero. Por su parte, la rentabilidad de los títulos germanos cayó hasta el 1,323%, marcando mínimos desde el 5 de junio.
Tampoco sirvieron de ayuda para aliviar la tensión de la deuda española las reacciones ante el anuncio de las nuevas medidas del Ejecutivo, con las que pretende ahorrar 65.000 millones de euros en dos años. Los expertos consultados por elEconomista comparten que el problema de la última reforma es que hace más énfasis en la subida de impuestos (30.000 más los 8.000 del sector energético) que en el recorte del gasto (27.000 millones), por lo que el ajuste es más de 10.000 millones superior en impuestos que en gastos.
También ha habido reacciones sobre las efectos de estas medidas en el corto y medio plazo; según Javier Flores, de Asinver, que afirma que la rentabilidad de la deuda española debería relajarse "derivada de la confirmación de ayuda financiera a España y de las medidas de ajuste aprobadas por el ejecutivo" y no lo hace porque "el nivel de desconfianza se mantiene muy alto". "El problema es que, lamentablemente, la situación se parece cada vez más a la situación menos deseada: la historia reciente de Irlanda y Portugal", asevera el experto, que estima que el rating de España será degradado hasta bono basura.