España ha finiquitado una semana histórica. Comenzó con la luz verde del Eurogrupo al rescate de la banca española. Este paso trajo consigo otras de esas siglas que, con el tiempo, se convierten en demasiado familiares: MoU, iniciales en inglés de un concepto que se traduce como Memorándum de Entendimiento. Es decir, un contrato que impone una serie de condiciones a los bancos que reciban el dinero europeo y al conjunto de la economía.
España se compromete a cumplirlo como contrapartida al préstamo que Europa concederá para sanear el sector financiero español. Y el Gobierno no tardó mucho en demostrarlo, porque el miércoles anunció -y ayer ratificó con su aprobación en el Consejo de Ministros- una batería de medidas sin precedentes para intentar reducir el déficit público.
Esta histórica secuencia es la que han tenido que digerir la bolsa y la deuda española. ¿Y cómo lo han hecho? De forma mixta. Mientras los números rojos se han impuesto en los parqués, los bonos han disfrutado de una tregua, eso sí, repleta de vaivenes y que no les aleja en absoluto de la zona de peligro.
El Ibex 35, el índice de referencia de los mercados españoles, ha acumulado un descenso del 1,1 por ciento en el conjunto de las cinco últimas jornadas, hasta los 6.664,6 puntos. Se trata de su segunda semana bajista consecutiva, una secuencia que le aleja de los 7.000 puntos y que engorda su descenso en lo que va de año hasta el 22,2 por ciento.
En su contra, el Ibex ha tenido al sector bancario. En especial, a Bankia, cuyas acciones han descendido un 23,3 por ciento, hasta los 0,65 euros. De lejos, le han seguido Popular (-5,2 por ciento), Banco Sabadell (-2,8 por ciento), BBVA y CaixaBank (-1,9 por ciento), Banco Santander (-1,8 por ciento) y Bankinter (-0,52 por ciento).
Esa caída semanal ha vuelto a situar al Ibex como el índice que peor se ha comportado en las últimas sesiones. En el resto de los mercados europeos, al final han predominado los avances. Ha sobresalido -una vez más- el Dax alemán, con un avance del 2,3 por ciento, mientras que el Cac 40 ha repuntado un 0,4 por ciento.
En Wall Street, el buen tono del viernes, jornada en la que los principales índices se anotaron subidas superiores al 1 por ciento, minimizó las pérdidas semanales, que en el caso del Dow Jones y el S&P500 fueron inferiores al 0,5 por ciento. En el transcurso de la semana, sin embargo, transmitió unos síntomas de debilidad que ratificaron que, aunque la crisis tiene ahora epicentro europeo, su perímetro cada vez es más global. "El entorno financiero y económico de la zona del euro no ha dejado de deteriorarse y la situación ha empeorado aún más a lo largo de las últimas semanas.
A partir de ahora es además crítica, ya que supone una amenaza sistémica para la economía mundial. Asimismo, a lo largo de los últimos meses, la economía estadounidense ha dado claras muestras de agotamiento. Y las economías emergentes continúan desacelerándose", expone Eric Le Coz, director general Adjunto de Carmignac Gestión.
Esta impresión también ha quedado contrastada con varias de las decisiones adoptadas esta semana por las autoridades monetarias. Brasil ha recortado los tipos de interés por octava reunión consecutiva y los ha reducido del 8,5 al 8 por ciento. Y Corea del Sur también ha sorprendido con su primer descenso de los intereses desde 2009: los ha recortado del 3,25 al 3 por ciento.
Respiro para la deuda
En contraste con la renta variable, la deuda pública española se ha encontrado con un saldo semanal favorable, aunque con fuertes dosis de inestabilidad. La rentabilidad de los bonos a 10 años se ha moderado esta semana del 6,95 al 6,66 por ciento. A su rebufo, la prima de riesgo, el termómetro que mide el interés adicional que exigen los inversores a los bonos españoles sobre los alemanes a 10 años, se ha enfriado desde los 563 hasta los 540 puntos básicos.
Italia también ha seguido bajo los focos. Sobre todo, después de que Moody's bajara su rating en dos escalones, hasta Baa2, apenas dos peldaños por encima del bono basura. Al contrario que la deuda española, la transalpina ha notado una mayor tensión: el rendimiento del bono italiano a 10 años ha subido del 6,02 al 6,06 por ciento y la prima de riesgo, de los 470 a los 480 puntos básicos.
De forma similar, el euro también ha sentido la presión de los inversores. La moneda única se ha depreciado un 0,4 por ciento contra el dólar, hasta los 1,224 dólares, con un mínimo semanal de 1,2163, su cambio más bajo desde junio de 2010.