Acción: el Banco Central Europeo (BCE) redujo el pasado jueves los tipos de interés de la facilidad de depósito al 0%. Reacción: la medida, que entraba en vigor ayer, provocó que la banca aparcara en este mecanismo 324.931 millones de euros, la cifra más baja desde diciembre.
En concreto, este volumen se situó ayer -el BCE comunica los datos con un día de retraso- un 60% por debajo de la cifra registrada el martes, cuando alcanzó los 808.516 millones de euros. Además, se trata de la cantidad más baja desde el 21 de diciembre. ¿Causalidad? En absoluto: ese día la entidad presidida por Mario Draghi realizó la primera de las dos operaciones de financiación a largo plazo (LTRO) que convocó para prestar dinero a los bancos por un plazo de tres años.
La segunda de estas inyecciones tuvo lugar en febrero. De forma acumulada, con ambas maniobras el BCE suministró un billón de euros a las entidades financieras. Con esta ronda de 'barra libre' de dinero a largo plazo, la institución monetaria trató de aliviar las restricciones de liquidez que estaba sufriendo el sector y, al mismo tiempo, procurar que el crédito retornara a la economía real. El primer objetivo lo ha conseguido al evitar un colapso de crédito; el segundo, no.
¡Atasco en la facilidad!
La mejor prueba de que no lo logró se observaba, precisamente, en la facilidad de depósito. Este mecanismo consiste en una cuenta que el BCE pone a disposición de los bancos para que estos depositen en ella el dinero que les sobre de forma puntual por un plazo de 24 horas. Su vocación, por tanto, es ofrecer a las entidades un último recurso para que rentabilicen el dinero que les sobre ocasionalmente -puntas de tesorería- y que no quieran o puedan dirigir hacia otras inversiones. Como el BCE no pretende que este mecanismo sea usado de forma masiva, la facilidad de depósito ofrece un interés inferior al oficial.
Desde diciembre y hasta el pasado jueves -oficialmente, hasta ayer-, mientras que los tipos oficiales estuvieron en el 1%, los intereses de la facilidad de depósito se situaron en el 0,25%. Sin embargo, eso no desincentivó que los bancos usaran la facilidad de forma masiva. Como no se fían de prestar el dinero de los LTROs a otras entidades y a la economía real y, además, prefieren retenerlo para afrontar los problemas que puedan surgir, en los últimos meses lo han aparcado como nunca en la facilidad de depósito. Si desde el nacimiento del euro y hasta diciembre de 2011 este mecanismo había acogido una media de 30.150 millones de euros, entre diciembre y julio la media se ha disparado hasta los 664.000 millones de euros, con un máximo diario de 828.000 millones el 5 de marzo.
Para romper este círculo vicioso -el BCE presta dinero a los bancos y luegos estos, en vez de prestarlo a otras entidades, a las empresas y a las familias, lo redirigen de nuevo a la facilidad de depósito-, Draghi anunció el pasado jueves que, desde el 11 de julio, la facilidad de depósito no iba a remunerar a las entidades por su dinero. Redujo el interés a la nada, al 0%, algo que nunca antes había hecho.
Ayer se vieron los primeros efectos. El recurso a la facilidad de depósito volvió a los niveles de finales de 2011. Un primer paso. Pero faltan muchos. Sobre todo uno: saber qué va a hacer la banca con el dinero que ya no estaciona en la facilidad de depósito. Levántate y presta, sería el milagro pretendido por el BCE. Pero, en este caso, Draghi propone... pero son los bancos los que disponen.