
El tan cacareado fiscal cliff (abismo o precipicio fiscal) ya está aquí según varios economistas e inversores, ya que las empresas han recortado sus gastos para anticiparse a los mayores tipos impositivos y el menor gasto público que esta listo para aprobarse a finales de año.
"El abismo fiscal no es sólo una historia de fin de año", según Michelle Meyer y el resto del equipo económico de Bank of America Merrill Lynch. "Esperamos que el shock de incertidumbre se desarrolle en los próximos meses y se acelere antes de las elecciones".
Los economistas argumentan en un informe que las empresas ya han empezado a frenar sus planes de inversión y contratación en vista de este endurecimiento de la política fiscal, que a su vez reducirá el PIB.
De hecho, Bank of America cree que el crecimiento del 1,9% del primer trimestre será el más alto del año; prevé un 1,5% anualizado en el segundo trimestre y sólo un 1,3% en el tercero.
El abismo fiscal se ha convertido en la denominación común para los bajistas en el mercado, en referencia a la expiración de varias rebajas fiscales aprobadas bajo la presidencia de Bush, así como a recortes de costes obligatorios como consecuencia de la batalla por el techo de gasto del año pasado.
La reacción de la Casa Blanca
El presidente Obama ha intentado de suavizar estos temores diciendo que le gustaría extender los recortes fiscales para las familias que ganen menos de 250.000 dólares al año. Pero el mercado no ha comprado que este plan funcione o que ni siquiera sea aprobado en el Congreso, como demuestra que la bolsa se mantuviera a la baja con estas propuestas.
"Este verano va a ser complicado", asegura James Lebenthal de Lebenthal Asset Management. Junto con Europa y China, este analista cita los signos de una ralentización del crecimiento en EEUU, a lo que no ayudará la "retórica política en la escalada hacia las elecciones".
Los datos de junio han sido mucho peores de lo que esperaban los economistas, y muchos creen que la incertidumbre política es la pieza que ha hecho fallar sus modelos. El dato de empleo del pasado viernes es el claro ejemplo de una sorpresa negativa, ya que la economía sólo creó 80.000 empleos, 20.000 menos que el consenso de economistas. Y en junio hemos tenido lecturas sorprendentemente débiles de los sectores industrial y de servicios, así como de la confianza del consumidor.
"Creemos que sólo es cuestión de tiempo antes de que las empresas ralenticen todavía más generalizadamente sus planes de gasto", concluye Bank of America.