Al final la incógnita quedó desvelada, el Gobierno aprobó ayer las medidas exigidas a cambio de la ayuda recibida. A los ajustes, en parte, descontados por el mercado, se unió hoy el ensombrecimiento de las expectativas económicas que hizo que la reacción ante los ajustes fuera más moderada que en otros anuncios de recortes.
Pese a todo, los inversores ayer se limitaron a dar continuidad a la tónica emprendida el lunes tras aprobarse el primer tramo de ayuda a la banca española con lo que la bolsa subió por segunda jornada consecutiva desmarcándose de los números rojos imperantes en el Viejo Continente a la par que en el ámbito de la renta fija todos los indicadores del riesgo soberano español, salvo el CDS (seguro frente a impagos por su siglas en inglés), reflejaron una tenue relajación de la presión de los mercados hacia la deuda española.
Más lejos de la zona de peligro
De hecho, la prima de riesgo española, medida como el interés adicional que el mercado exige para comprar la deuda española a 10 años frente a la alemana a igual vencimiento, cayó hasta los 531 puntos básicos. Un descenso de 18 puntos propiciado por la bajada de la rentabilidad del bono español a una década, que fue más pronunciada que la que experimentó el bund germano. En concreto, la deuda nacional terminó en el 6,58 por ciento frente al 6,81 de la sesión anterior, mientras que la alemana acabó en el 1,27 por ciento respecto al 1,32 de la jornada precedente.
Se encadena así la segunda jornada consecutiva de relajación del diferencial español que acumula ya una corrección en las dos últimas sesiones de 43 puntos desde los 574 con los que cerró el lunes ,cuando el interés de la deuda a 10 años volvió a sobrepasar la línea roja del 7 por ciento. Es una consecuencia también de la aprobación de la primera entrega de 30.000 millones de euros para recapitalizar la banca española.
Esta distensión en el mercado de renta fija no sólo benefició a España. El otro país en la picota por la crisis de deuda soberana, Italia, también sacó tajada de la situación. No en vano, en las últimas dos sesiones el sobreprecio que los inversores piden a la economía transalpina se redujo en 8 puntos desde los 463 hasta los 454 puntos básicos. Todo ello gracias a la caída de la rentabilidad del bono italiano a una década, que ayer finalizó en el 5,81 por ciento frente al 5,95 del día anterior.
Además, al igual que sucedió con España, Italia encadena dos sesiones de tregua en la que la relajación total de su diferencial ha sido de 23 puntos básicos, desde los 478 con los que cerró en la sesión previa tras los últimos acuerdos alcanzados por el Eurogrupo.
Como anillo al dedo
Este respiro viene justo a tiempo para el país transalpino. No en vano, tanto mañana como el viernes, Italia se las verá con los inversores para obtener financiación en subastas tanto a corto como a medio y largo plazo.
Concretamente, mañana el Tesoro italiano buscará obtener 10.500 millones de euros en una emisión de letras a 3 y 12 meses. Los cuales se repartirán en 3.000 millones para deuda a un trimestre y los 7.500 restantes en papel a un año.
Los inversores estarán especialmente atentos al resultado de la emisión de letras a 12 meses, ya que en la subasta precedente, Italia, aunque logró su objetivo máximo de financiación de 6.500 millones de euros, tuvo que soportar un incremento de un 70 por ciento de su coste de financiación que se elevó del 2,34 hasta el 3,97 por ciento.
Por otro lado, la proporción en la que la demanda superó a la oferta fue de 1,73 veces. En el mercado secundario de renta fija en la sesión de ayer la rentabilidad del bono italiano a 2 años, que es la que se utiliza como referencia para comparase con este tipo de deuda, cerró en el 3,74 por ciento. En lo que respecta al papel a un trimestre en la anterior emisión, Italia logró obtener 3.000 millones, por los que remuneró un interés del 0,865 por ciento. Además, la ratio de cobertura en aquella ocasión fue de 2,5 veces.
En cualquier caso, la subasta de mañana no será más que una toma de contacto, ya que el viernes es cuando Italia tendrá su auténtica prueba de fuego con una emisión de varias referencias con las que se espera obtener 3.500 millones de euros. En concreto, se buscará esa cantidad con una colocación de bonos con vencimiento a 2015, 2019, 2022 y 2023, a un interés nominal del 4,5, el 4,25, el 5 y el 4,75 por ciento, respectivamente.