Un leve respiro es el que otorgaron ayer a la deuda española los acuerdos alcanzados por los líderes europeos en Bruselas para recapitalizar a la banca. Aunque durante una hora la rentabilidad del bono español a 10 años se mantuvo por encima del 7 por ciento, el temido nivel que muchos consideran la zona de no retorno, logró cerrar por debajo de ese umbral, que ya ha sobrepasado hasta en tres ocasiones.
Detrás, el compromiso del Eurogrupo de facilitar un primer tramo de ayuda de hasta 30.000 millones de euros para recapitalizar directamente al sector antes de finalizar el mes, que fue suficiente para reducir el interés que los inversores exigen a la deuda española desde el 7,06 por ciento al 6,81 por ciento.
Mas sombras que luces
Esta relajación sobre la deuda española tan sólo reflejó el beneplácito del mercado a unas medidas que tienen luces y sombras. Entre las primeras -además del primer tramo de ayuda a la banca a finales de julio-, se encuentra la prórroga de un año, hasta 2014, para que España reduzca su déficit fiscal por debajo del 3 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). Una cifra que flexibiliza el compromiso para este año hasta el 5,3 por ciento desde el 6,3 por ciento establecido anteriormente.
Sin embargo, Julian Lirola, del departamento de Análisis de Self Bank, considera que "aunque las medidas son satisfactorias, ya que darán un respiro al país, son claramente insuficientes, ya que se necesitan medidas concretas de ajuste del gasto que hagan que los inversores internacionales vuelvan a confiar en que España pueda hacer frente a sus pagos".
A cambio, el Gobierno perderá competencias en el sector bancario. Las medidas que se impondrán al final a los bancos que requieran fondos europeos ya están pactadas. Eso sí, se fijarán definitivamente el próximo día 20 en el que se ha denominado Memorándum de Entendimiento. Aunque por el momento, se especula que en el borrador de este acuerdo figuran una treintena de requisitos, entre los que se incluirían la imposibilidad de que las entidades que reciban dinero de Europa paguen dividendo, la reducción de sucursales o plantilla.
"Los recientes acontecimientos políticos son positivos para España y los mercados a corto plazo", valoran los expertos de Royal Bank of Scotland. Eso sí, a más largo plazo advierten de los peligros que conlleva la conexión entre el riesgo bancario y el riesgo soberano y de que los ajustes fiscales pueden agravar la contracción de la economía española. "Aunque los ajustes son necesarios para recuperar competitividad a largo plazo, centrarse demasiado en la austeridad pueden erosionar gradualmente la infraestructura industrial en los países periféricos, transformando el desempleo y las tasas de impago cíclicas en problemas estructurales".
Por el momento, el efecto más inmediato ha sido la reducción de la rentabilidad exigida a los bonos españoles, que también se reflejó en la prima de riesgo, que mide la diferencia entre el rendimiento de los bonos españoles y los alemanes a diez años. Este termómetro, que muestra la desconfiaza de los inversores, se enfrió ayer 25 puntos, desde los 574 a los 549 puntos básicos. Un descenso que puso fin a cuatro días consecutivos de subidas (ver gráfico).
Otro de los países que se benefició de la menor presión que se vivió ayer en el mercado de deuda fue Italia, que también se sitúa en el punto de mira de los inversores. Ayer, el diferencial italiano se relajó 15 puntos, poniendo fin a cuatro días consecutivos de subidas. En concreto, bajó desde los 478 hasta los 463 puntos básicos. Lo mismo sucedió con el rendimiento de sus bonos a una década, que consiguió descender tras cuatro días de subidas, desde el 4,78 hasta el 4,63 por ciento.