Pese al recorte de tipos, la banca mantendrá su oferta comercial por la competencia de la deuda pública.
Ya es una realidad. Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), ejecutó el jueves el recorte en los tipos de interés, hasta el 0,75 por ciento, que el mercado descontaba. En tiempos normales, un descenso en el precio del dinero implicaría un reajuste, a la baja, de los intereses que ofrece la banca a particulares en productos de ahorro. Sin embargo, mientras la competencia del Tesoro continúe, es difícil que esto ocurra.
Con una prima de riesgo en los 563 puntos básicos, el impacto de la bajada de tipos en la oferta comercial de las entidades financieras será limitado a corto plazo si la tensión sobre la deuda se mantiene.
Por norma general, los cambios de política monetaria por parte del BCE, con recortes en el precio oficial del dinero, suelen obligar a las entidades financieras a replantearse la gestión de su pasivo y, en concreto, la recompensa que ofrecen a sus clientes por depositar su ahorro. En la actualidad, la mayoría de bancos ofrece productos con intereses que superan ampliamente el tipo oficial del 0,75 por ciento. De hecho, la retribución media que brindan los depósitos a doce meses se sitúa en el 2,47 por ciento, mientras que la de los pagarés está en torno al 4 por ciento. Rentabilidades que correrían peligro de no ser por la feroz competencia que la banca encuentra en el Tesoro Público.
En las últimas subastas, España se ha visto obligada a pagar un alto coste para obtener financiación en el mercado. De hecho, la anterior vez que el organismo colocó letras a 12 y 18 meses fue el 19 de junio, solo unos días después de que España solicitara ayuda a Europa para recapitalizar a la banca. Por entonces, el organismo tuvo que desembolsar un 5,07 por ciento por colocar las letras a un año -el activo que hace una competencia más directa a los productos de las entidades financieras-, el interés más elevado desde 1997; y un 5,10 por ciento por las letras a 18 meses, el más alto desde noviembre de 2010.
Si el recrudecimiento de la crisis de deuda sigue situando a España en el punto de mira, y la factura del Tesoso se sigue encareciendo, es complicado que la banca recorte aún más los intereses que ofrece en depósitos o pagarés, muy por debajo de lo que paga la deuda a corto plazo. Hasta el pasado miércoles, un día antes de que compareciera Draghi, la decisión de recapitalizar directamente a la banca adoptada por los líderes europeos en la cumbre celebrada el pasado 28 y 29 de junio había sido suficiente para disminuir la presión sobre la deuda española durante cinco días consecutivos.
Sin embargo, la cita mensual del BCE decepcionó a un mercado que ya contaba con la bajada de tipos, y esperaba medidas de liquidez extraordinarias. El mazazo fue tal, que la prima de riesgo -que mide la diferencia entre la rentabilidad de nuestros bonos y los españoles a diez años- registró ese día la mayor subida diaria del año, 44 puntos, hasta los 539 puntos básicos. Sin embargo, aún queda tiempo para la próxima subasta de letras a 12 y 18 meses, que se realizará el 17 de julio (ver información lateral).
De momento, lo único certero es que, salvo excepciones, los intereses que ofrecen los bancos a través de sus depósitos siguen a la baja. Deutsche Bank, La Caixa o Bankinter son algunos ejemplos. Entre las excepciones destacan ActivoBank, que pasa a ofrecer un 3,95 por ciento; o Barclays, que sube la retribución de su depósito desde el 2 al 2,5 por ciento.
El euribor marca los límites
Desde junio del año pasado, la rentabilidad de los depósitos también está vinculada a la evolución del euribor, la referencia para la mayoría de las hipotecas a tipo variable en España. En un intento de poner fin a las altas retribuciones que ofrecía cada día la banca mediante imposiciones a plazo fijo, llegaron las penalizaciones. Desde entonces, las entidades que brinden intereses por encima del euribor medio a 12 meses más cien puntos básicos están obligadas a pagar una cantidad adicional, cinco veces superior a la habitual, al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Ahora, con el euribor en mínimos históricos, el tope queda situado en el 2,1 por ciento. Cifra que supera la mayoría de estos productos.
De ahí el auge de los pagarés como alternativa de financiación a los depósitos tradicionales. La posibilidad de ofrecer mayores intereses sin sufrir una sanción adicional ha consolidado a estos productos en los escaparates bancarios. Entre los más rentables a dos años figuran los de Santander y Banesto. A un año, los de Bankinter y Popular.