Quien esté familiarizado con las leyes de Murphy probablemente a estas alturas ya sabrá aquello de "si algo puede salir mal, saldrá mal". En realidad no es que salieran mal las expectativas puestas por mercados y analistas en Super Mario Draghi, presidente del BCE. Es que, sencillamente, no salieron.
Salvo la bajada histórica de los tipos de interés de la zona euro en un cuarto de punto porcentual, hasta el 0,75 por ciento, y la realizada hasta el 0 por ciento en la facilidad de depósito. Pero nada de nuevos estímulos: ni retomar el programa de recompra de bonos, ni nuevas inyecciones ilimitadas de liquidez.
Así que el efecto mazazo sobre los parqués, en un día de intensa actividad entre los bancos centrales, no se hizo esperar, siendo especialmente volátiles sus efectos sobre España: después de terminar la reunión de la principal institución monetaria del Viejo Continente, el Ibex 35 ya caía más de un 2 por ciento. Caída que se fue profundizando hasta alcanzar el 3,5 por ciento, aunque finalmente el selectivo consiguió recuperar un poco del terreno perdido en la recta final de la sesión, que terminó cerrando con números rojos del 3 por ciento y la pérdida significativa, por lo simbólico, del soporte de los 7.000 puntos (concretamente, cerró en 6.954,20 puntos).
El índice cedió lastrado por los sospechosos habituales, banca y construcción, siendo Dia -que cumplió su primer año en bolsa- y Mapfre las únicas compañías que consiguieron mantenerse en positivo, aunque con tímidas ganancias del 0,69 por ciento y del 0,49 por ciento respectivamente. De entre los bancos, el más castigado fue BBVA, con pérdidas del 4,81 por ciento que le situaron como el segundo valor más bajista del Ibex. También sufrieron Bankinter y Santander, que terminaron la jornada con sendos recortes cercanos al 4 por ciento.
Del grupo de constructoras, Sacyr se situó como el valor más penalizado del Ibex, al desplomarse un 7,55 por ciento; las otras dos compañías del sector que recibieron más azotes de los bajistas fueron ACS (un 4,07 por ciento) y Acciona (un 3,67 por ciento). El tercer valor más penalizado en el parqué español fue el grupo de comunicación Mediaset, que cedió un 3,67 por ciento.
Las pérdidas de ayer sacaron al Ibex 35 de la zona en tierra de nadie en la que llevaba moviéndose en los últimos días, sin emitir ninguna señal clara de compra, para volver al rango lateral entre los 6.000 y los 7.000 puntos en la que se había movido en los últimos meses.
El punto positivo -para quien quiera buscarlo- es que pese a la caída ninguno de los 35 ha terminado en la zona de mínimos anuales. Aunque sí los han rozado hasta cuatro valores: Indra, Bankia, Popular y Gamesa.
Europa no se escapa
El desenlace de la reunión del BCE también pesó negativamente en el resto de parqués europeos -con permiso del Ftse 100 británico, que avanzó un tímido 0,14 por ciento gracias a las decisiones del Banco de Inglaterra-, siendo el índice de la bolsa de Milán el segundo con mayores caídas. El Ftse Mib cerró la sesión con pérdidas del 2,03 por ciento hasta los 14.088,74 puntos, arrastrado sobre todo por el desplome del 12,74 por ciento de Banca Monte dei Paschi di Siena y sendos recortes del 9,92 y el 7,17 por ciento de la ingeniera Impregilo y de la energética A2A.
Los otros índices más castigados en la zona euro fueron el Psi 20 portugués, que descendió un 1,67 por ciento, y el Cac 40 francés y el EuroStoxx 50, con pérdidas en torno al 1,2 por ciento en ambos casos.
El pesimismo también viajó al otro lado del Atlántico, donde Wall Street volvía a abrir sus puertas tras la celebración del Día de la Independencia. A media sesión, el Dow Jones ya recortaba un 0,22 por ciento, hasta los 12.915 puntos, mientras que el S&P 500 lo hacía en un 0,27 por ciento, hasta 1.370,28 puntos. Como en ocasiones anteriores, el único indicador que consiguió salvar el tipo fue el tecnológico Nasdaq 100, que subía un 0,13 por ciento hasta los 2.649,17 puntos.