Si alguien pensaba que las presiones sobre la deuda española habían terminado tras los acuerdos de la reunión del Eurogrupo, se puede decir que pecó de optimista dados los datos que ayer mostraron tanto el mercado primario y secundario de deuda.
No en vano, en la jornada de ayer la prima de riesgo española, medida como el interés adicional que el mercado le exige a la deuda española a 10 años frente a la alemana a igual vencimiento, rebasó la barrera de los 500 puntos básicos hasta cerrar en los 539. Todo ello resultado de un repunte de 43 puntos de los cuales, 36 provinieron de un repunte del bono a una década que cerro en el 6,78 por ciento mientras que los 7 restantes vinieron del lado de la deuda germana que de nuevo se benefició de las comprar y permitió al bund terminar con un rendimiento del 1,38 por ciento.
De esta forma, la presión del mercado empuja a que el gobierno adopte nuevas medias. Las cuales, según informó Reuters el miércoles, podrían implementarse a través de nuevos recortes que se focalizarían en una reducción del coste de los funcionarios al Estado, congelación de las pensiones y una rebaja de las prestaciones por desempleo. Unas medidas que buscarían reducir el gasto en 30.000 millones de euros.
Intereses insostenibles
Que España sigue generando desconfianza ante los inversores quedó ayer, una vez más, latente. Pero también otros factores tiraron al alza tanto del diferencial como la renatbilidad del bono a 10 años. Entre ellos sobresalió una reunión del Banco Central Europeo (BCE) que decepcionó. Además, estuvo la subasta de bonos por parte del Tesoro español en la que todas las miradas estaban puestas ya que era en la que se esperaba que el mercado mostrara su veredicto sobre la deuda española tras los acuerdos alcanzados en la reunión del Eurogrupo.
Una emisión que tuvo sus luces y sus sombras aunque más de lo segundo que de lo primero ya que los costes que tuvo que asumir el Estado para colocar su deuda fueron de todo menos bajos.
De hecho, aunque el Tesoro logró alcanzar el objetivo máximo de la subasta, captar 3.000 millones de euros, lo hizo a costa de pagar unos intereses insostenibles. En concreto, por la deuda a 10 años el coste de financiación que tuvo que soportar el Estado fue del 6,43 por ciento frente al 6,04 de la emisión precedente. En los bonos a vencimiento en 2016, el interés medio remunerado fue del 5,54 contra el 5,35 de la anterior subasta comparable. El único rayo de esperanza provino del papel a 3 años al que el mercado exigió por su adquisición una rentabilidad más reducida que en la colocación previa. Concretamente fue del 5,09 por ciento frente al 5,46 anterior.
Tampoco desde el lado de la demanda la cosa estuvo para tirar cohetes, ya que la proporción de ésta sobre la oferta se ha reducido en esta subasta en relación a la precedente.
No en vano, tanto la ratio de cobertura en las emisiones a un trienio como a una década ha sido de 2,28 y 3,18 veces, respectivamente frente a las 3,18 y 3,29 veces que alcanzó en la anterior emisión comparable. Sólo en la deuda a un lustro el Tesoro consiguió empatar con una proporción de 2,56 veces.
Perspectivas difusas
Tras el resultado de esta colocación, el Estado ya ha conseguido captar 55.300 millones de euros en bonos y obligaciones, lo que supone un 64,45 por ciento de los 85.800 millones de euros que tiene como objetivo captar el Tesoro este año mediante emisiones de deuda a medio y largo plazo. Aunque resulta una proporción favorable a mediados de año no quiere decir que la situación se pueda complicar.
A este respecto Jose Luís Martínez Campuzano, estratega jefe de Citi en España señala que , "el mensaje al mercado en este caso no ha sido tan positivo" y que los intereses que paga el Estado por su deuda, "siguen siendo insostenibles a medio plazo". Además, el analista concluye que "sigue existiendo un apetito alto por la deuda, pero no ha mejorado si no ha empeorado ligeramente con respecto al de dos semanas atrás".