La renta fija periférica volvió a tensionarse ayer después de que los inversores optaran por la huída a la calidad a la espera de que mañana se conozcan los dictámenes del Banco Central Europeo (BCE).
Así lo mostró el bono español e italiano a 10 años cuyos rendimientos en el mercado secundario repuntaron del 6,25 al 6,41 por ciento y del 5,63 al 5,77 por ciento, respectivamente. Eso unido a que el interés de la deuda germana a una década cayó del 1,53 al 1,45 por ciento, hizo que el diferencial tanto de España como Italia ascendiera en 25 y 21 puntos básicos hasta los 496 y los 431 puntos, respectivamente.
El ojo puesto en la subasta
Además, del BCE los mercados estarán muy pendientes del resultado de la primera subasta que hará Irlanda tras su rescate y, sobre todo, de la emisión de bonos de España con vencimiento en 2015, 2016 y 2022. En ella el Estado, además de obtener entre 2.000 y 3.000 millones de euros, podrá comprobar los efectos que los resultados de la reunión del Eurogrupo tienen sobre el coste de financiación y el apetito de los inversores hacia la deuda española. En las anteriores emisiones comparables, el Tesoro tuvo que remunerar un interés del 4,88 por ciento a 3 años, del 5,35 con vencimiento a 2016 y del 6,04 por ciento en las obligaciones a una década. Además, el número de veces que la demanda supero a la oferta fue de 3,01, 2,46 y 3,29, en cada caso.
Al cierre de ayer, en el mercado secundario de renta fija, el rendimiento que se exigía por la deuda a esos tramos era del 4,93 por ciento a un trienio, por los bonos a un lustro un 5,52 y la deuda a una década el rendimiento alcanzaba el 6,41 por ciento.