Los fantasmas de un pasado muy reciente regresaron esta semana a JPMorgan. La caída del 9 por ciento que sufrieron sus títulos en el parqué el 11 de mayo -cuando se destapó que algunos errores en operaciones con derivados habían provocado pérdidas para el banco de al menos 2.000 millones de dólares- quiso repetirse el jueves, cuando llegó a retroceder más de un 5 por ciento.
Esta vez las ventas, que llegaron después de que el diario The New York Times publicase que este agujero podría alcanzar finalmente los 9.000 millones, sólo provocaron un descenso del 2,45 por ciento.
Estos números se han destapado dos semanas antes de que la entidad estadounidense publique sus resultados del segundo trimestre del año. JPMorgan anunciará su beneficio el próximo día 13 y el consenso de analistas prevé que las ganancias por acción se sitúen en los 0,91 dólares, un 25 por ciento por debajo del mismo periodo del ejercicio anterior. Sin embargo, las estimaciones para el conjunto del año apuntan a que el beneficio estará en línea con el de 2011, en torno a los 4,51 dólares por acción.
Con todo, después del fuerte aumento de retribución que JPMorgan aprobó el año pasado, los accionistas de la entidad seguirán recibiendo mejoras en el dividendo. La última subida llegó en abril, cuando el importe se elevó de 25 a 30 centavos por acción. El banco abonará el próximo pago el 31 de julio y la remuneración seguirá en 30 centavos, que suponen una rentabilidad superior al 0,8 por ciento para el inversor que compre ahora. Este rendimiento rozaba el 0,7 por ciento en el pago anterior, antes de que llegasen las caídas en bolsa.