Bolsa, mercados y cotizaciones

España paga el triple que en mayo por las letras a 3 y 6 meses

El Tesoro Público comprobó ayer lo difícil que se le están poniendo las cosas a España a la hora de financiarse. Es verdad que sigue consiguiendo tanto dinero como se propone, pero también que lo está haciendo a unos costes crecientes y cada vez más preocupantes.

Esta vez, además, hasta la demanda transmitió síntomas de agotamiento, una señal inquietante y que difiere de la avalancha de peticiones que el organismo emisor recibió en las dos colocaciones de la semana pasada.

Todo ello ocurrió en una subasta de letras a 3 y 6 meses en la que captó 3.078 millones de euros, por encima del máximo previsto de antemano, establecido en los 3.000 millones. Fue, sin duda, lo mejor de la operación. Más que nada, porque todo lo demás ofreció un semblante menos convincente. En especial, los intereses. En mayo, las letras a 3 meses se adjudicaron con un rendimiento medio del 0,84% y un interés marginal -el más alto, resultante de la oferta más baja aceptada- del 0,87%. Ayer, el coste prácticamente se triplicó: la rentabilidad media creció hasta el 2,36% y la marginal, hasta el 2,50%. En cuanto a las letras a 6 meses se encarecieron desde un interés medio del 1,73% en mayo hasta el 3,23%. En ambas letras, fueron los rendimientos más altos abonados por el Tesoro desde noviembre de 2011, cuando se subastaron por encima del 5%.

Pero, ¿es sostenible el pago de estos intereses? A corto plazo sí, de hecho no ha sido la factura más elevada que ha pagado el Tesoro para colocar deuda a tan corto plazo. Sin embargo, si esta situación se mantuviera en el tiempo, las dificultades de España para financiarse a través del mercado aumentarían.

En esta ocasión, ese incremento de los costes se derivó en parte de una menor demanda. En conjunto alcanzó los 8.325,5 millones de euros, con lo que superó la cantidad captada en 2,7 veces. Hace un mes, en la misma operación, las peticiones cuadruplicaron el volumen emitido -ver gráfico-.

Sin efecto balsámico

El debilitamiento de la demanda, combinado con la desconfianza generada por la rebaja de la calificación de la banca española por parte de Moody's, provocó que en esta ocasión, y a diferencia de las subastas de la semana pasada, el Tesoro no atenuara la presión que vuelve a sufrir la deuda española.

Por segundo día consecutivo, la prima de riesgo española, que mide la diferencia entre la rentabilidad de nuestros bonos y los alemanes a una década, continuó al alza. Después de que el lunes superara de nuevo la barrera de los 500 puntos básicos; ayer el diferencial español volvió a repuntar otros 19 puntos, hasta los 537 puntos básicos. Unas ventas que elevaron el interés que los inversores exigen al bono español a diez años desde el 6,63 hasta el 6,87%. Rendimientos que indican que la tensión sobre la deuda pública sigue presente, y España no es el único país que sufre el castigo de los inversores.

Italia también está en el punto de mira. Ayer, el diferencial transalpino subió 13 puntos, hasta los 468 puntos básicos; mientras que el interés de sus bonos a una década repuntó hasta el 6,18%. Coincidiendo con la subasta española, el Tesoro italiano colocó ayer deuda a dos años con un interés del 4,72% -el nivel más elevado desde diciembre de 2011-.

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