Cree que el sector maderero "intenta establecer una nueva política forestal a su medida, en vez de una verdadera política de control"
MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
El Movimiento Mundial por los Bosques (WRM, por sus siglas en inglés) pidió hoy para Ecuador "diálogo" entre todas las partes interesadas con el fin de promover la lucha contra el monocultivo de árboles, porque el país "todavía está a tiempo". Por este motivo, WRM lidera una acción internacional de apoyo a las organizaciones sociales e indígenas ecuatorianas que luchan contra la expansión de los monocultivos a gran escala de árboles.
En mayo de 2003, WRM advertía ya de que en casi todos los países los monocultivos de árboles a gran escala se habían impuesto y desarrollado "una vez que se ha logrado modificar las leyes de cada país", de tal forma que empresarios nacionales y extranjeros "obtienen todo tipo de beneficios, subsidios directos e indirectos, exenciones impositivas y hasta créditos blandos y reintegros por plantaciones a gran escala".
En aquel momento el Movimiento Mundial por los Bosques fue testigo de las presiones ejercidas sobre el Gobierno de Ecuador para tomar medidas en ese sentido, gracias a su participación en un Seminario que tenía como objetivo la formulación de un Plan Nacional de Forestación y Reforestación.
El evento "terminó siendo monopolizado por las empresas forestales", lo que motivó que las pocas organizaciones civiles, campesinas e indígenas ecuatorianas que lograron participar emitieran una declaración al respecto, en la que expresaban, entre otras cosas, que para ellas las plantaciones forestales comerciales a gran escala, especialmente en monocultivos, "no son una alternativa de desarrollo, sino que por el contrario provocan problemas como la deforestación de áreas de bosques nativos para sustituirlas por plantaciones de lo que llaman erróneamente reforestación".
Asimismo, enumeran la disminución de fuentes de agua como consecuencia de plantaciones realizadas, sobre todo en los páramos, y la reducción de la fertilidad del suelo, como en el caso de las plantaciones de monocultivos de plantas exóticas desplazando las especies nativas y la biodiversidad.
También alegan que se produce la apropiación de tierras de las comunidades, ya sea vía arrendamiento o hipoteca como en el caso de las comunidades afectados por las industrias madereras, con hipotecas de hasta 99 años, y la compra de tierras por parte de empresas transnacionales como es en el caso de Mitsubishi en Muisne.
A la pérdida de biodiversidad suman cambios en la flora y la fauna, constante en todos los proyectos de plantaciones, el aumento de riesgo de incendios forestales y la reducción de las zonas de conservación, como el caso del Parque nacional Cotopaxi.
OTRA 'VUELTA DE TUERCA'
Más de tres años después, otra 'vuelta de tuerca', --denuncia WRM en su último Boletín--, amenaza con afianzar una legislación en el país que promovería los monocultivos a gran escala de árboles. El Ministerio de Medio Ambiente está llevando a cabo un proceso denominado Diálogo Nacional sobre el Sistema de Control Forestal en el Ecuador, que incluye la organización de talleres regionales y uno nacional, con vistas a implantar este Sistema este mismo mes de julio.
Este proceso ha sido duramente cuestionado por numerosas organizaciones sociales e indígenas del país, por considerar que se trata de un "diálogo no participativo". El pasado mes de junio hicieron llegar una carta al Ministerío de Medio Ambiente en la que reclamaban, entre otros cosas, su inmediata suspensión.
Entre sus exigencias recuerdan que este proceso "no incluye a actores importantes afectados directamente por la destrucción de los bosques, a sus organizaciones de base y a sus organizaciones nacionales". El diálogo regional realizado en la ciudad de Esmeraldas "evidencia la falta de participación de grupos ciudadanos y comunitarios", dicen.
La representatividad mayoritaria en estos procesos "corresponde sólo a la industria maderera", un hecho que consideran preocupante porque sus representantes no pueden ser 'juez y parte' en la discusión de un tema tan delicado para el país como el control de la deforestación.
Esta representatividad explica que en estas reuniones se apunte más a formular una política forestal, a ampliar la superficie de plantaciones forestales (desregularizar) y a incrementar incentivos a las plantaciones. Esto, dicen, "beneficia abiertamente a los industriales madereros y no resuelve el aspecto fundamental de la convocatoria: el control forestal".
CONSENTIMIENTO DE LAS COMUNIDADES
A su juicio, asumir una política de control forestal supone, la participación activa y el consentimiento de las comunidades afectadas, conservar los últimos bosques primarios que sobreviven en el país, prohibiendo totalmente su explotación y exigiendo el cumplimiento de la legislación que protege el patrimonio forestal del Ecuador y aplicar una moratoria a la industria maderera hasta determinar los impactos sociales, ambientales y económicos que ha causado al país.
Asimismo, implica también prohibir la ampliación de plantaciones, principalmente de eucalipto, pino y palma africana, que están terminando con bosques primarios y tierras de vocación agrícola, además de atentar contra las fuentes de agua y la vida de las poblaciones locales.
Las organizaciones firmantes denunciaban que el sector maderero "intenta establecer una nueva política forestal a su medida, ignorando por completo la necesidad de una auténtica política de control forestal ausente en el país".
Por todos estos argumentos las organizaciones se retiraron del proceso y piden ahora a las autoridades que se les convoque a un diálogo "con verdadera participación, representación y consentimiento" donde se decida sobre la gestión de sus propios recursos generales "y donde no se faciliten las condiciones para que sean los grupos de poder de siempre quienes continúen destruyendo el patrimonio natural del país".
"Tenemos claro que estas plantaciones sólo favorecen a las grandes empresas y a los pueblos sólo traen impactos sociales, ambientales y económicos desastrosos", concluyen.