Si hay algo que diferencie a los mercados financieros de todos los demás es que la ley del miedo y de la euforia tiene la misma relevancia que la de la oferta y la demanda. Ayer se vio un ejemplo de ello al juntarse el hambre con las ganas de comer ya que la periferia europea recibió las compras de deuda, mientras que el núcleo del Viejo continente sufrió las ventas.
Así, el mercado secundario de renta fija con un repunte del precio del bono español a 10 años que permitió que la rentabilidad de la deuda española escapara de la zona crítica del 7 por ciento y cerrara el día en el 6,74 por ciento. Lo cual unido al repunte del rendimiento del bono alemán que se elevó hasta el 1,62 por ciento contribuyó a que la diferencia entre estas dos rendimientos -la prima de riesgo- se estrechara en 38 puntos básicos y cerrar en los 513. Una rebaja más que bienvenida ya que España mañana acudirá al mercado en busca de financiación emitiendo bonos a 2, 3 y 5 años. La deuda española no estuvo sola, la rentabilidad del bono italiano bajó del 5,92 al 5,77 por ciento. Mientras que el rendimiento del bono galo ascendió desde el 2,65 hasta el 2,68 por ciento.
Rumores contra certezas
Los inversores se decantaron por los rumores y expectativas en vez de por la crudeza de lo hechos consumados. En este sentido los mercados despertaron la mirada puesta en la Fed a la espera de que concretará las líneas maestras de su política monetaria prorrogando la Operación Twist pero sin lanzar un QE3. No fue el único foco de atención ya que influyó también en que bajara la presión rumores, por segundo día, de que el Banco Central Europeo (BCE) hubiera reactivado durante esta semana su programa de compra de deuda para relajar la presión del mercado a las economías periféricas.
También influyó la publicación en el diario inglés Daily Telegraph según la cuál se estaría preparando un rescate conjunto de Italia y España para el cual se emplearía hasta 750.000 millones de euros. Los cuales se obtendrían a partir tanto de la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera y del Mecanismo Europeo de Estabilidad, el cual se espera que entre en vigor este próximo lunes.
Según el periódico británico del primer fondo se utilizarían 250.000 millones y del segundo 500.000. El objetivo del plan es reducir el coste de financiación de ambos países. Aunque la Comisión Europea se apresuró a desmentir.
Lo que sí confirmaron las instituciones europeas -y aquí entramos en el terreno de las certezas- es que la línea de crédito a la banca española no iría directamente a las entidades financieras, sino que pasaría por el Estado. Lo que podría hacer que las deudas de la banca contaminen a la soberana. Pero el Eurogrupo no fue el único que echó gasolina al fuego. La cámara de contrapartida con mayor volumen de Europa, LHC .Clearnet, elevó el margin call a la deuda española después del cierre de mercado del martes, lo cual acarrea constreñir el grifo de la financiación a la banca española, al elevar el hair cut o interés de descuento de la deuda española del 13,6 al 14,7 por ciento.
Las cámaras de contrapartida son entidades a las que los bancos pueden acudir para financiarse, a cambio éstas exigen a las financieras como contrapartida unos activos de garantía que por lo general son títulos de deuda soberana. El término margin call hace referencia precisamente a esto, a las garantías que exige a una entidad una plataforma de financiación.
Para los bancos, la deuda soberana no es solo una mera inversión, sino que son unos instrumentos para obtener financiación ofreciéndolos al BCE o a las Cámaras de Contrapartida a cambio de financiación.
Una elevación del hair cut del 13,6 al 14,7 por ciento se traduce en que antes, si un banco le pedía prestados a LHC.Clearnet 1.000 millones de euros, esta empresa se los prestaba a cambio de que le diera en contrapartida títulos de deuda pública española por valor de 1.136 millones, ahora le exigirá 1.147 millones ya que dada la situación de España, LHC. Clearnet entiende que su calidad es inferior.
Catorce a dos
No es la primera vez que esta Cámara de Contrapartida la lía con un país periférico. El pasado 8 de noviembre hizo lo mismo con Italia, rebajó el margin call con unas consecuencias, esa vez, devastadoras para el bono italiano. Ya que al día siguiente se produjeron ventas masivas de estos valores negociables que hundió su precio y elevó su interés hasta superar por primera vez en la era euro el 7 por ciento.
No fue ese día el único por el que la deuda italiana ha caminado por terreno peligroso, en otras 13 jornadas la deuda transalpina a una década se mantuvo mas allá de esa línea roja y no se pudo alejar de esos niveles hasta que el BCE, ejecutó sus subastas de liquidez a 3 años, que entre otras cosas permitió a los bancos depender menos de las cámaras de contrapartida y sacar tajada comprando bonos soberanos que daban una rentabilidad mayor que la que les exigía el BCE por el crédito concedido. El bono español también cerró el lunes y martes por encima de la barrera del 7 por ciento, ante la duda de que la deuda derivada de la línea de crédito a la banca fuera preferente sobre el resto de deuda soberana y ésta perdiera su estatus de deuda senior, algo que parece que no será así y que toda la deuda estará al mismo nivel.