Finalmente, ayer la humanidad no se desayunó con noticias de un euroggedón desencadenado por Grecia. Más bien al contrario, la victoria de Nueva Democracia -en una más que probable alianza con el PASOK, el partido socialista heleno- era la más deseada al ser interpretada como que los griegos habían dado con esta opción el sí a la permanencia del euro. Así que, al menos de momento, nada de Grexit.
Y sin embargo, estos acontecimientos no sirvieron para dar tregua a la prima de riesgo española, que siguió subiendo de forma descontrolada hasta marcar un nuevo máximo desde la creación de la moneda única, en los 574 puntos básicos (31 más respecto al cierre del viernes), aunque llegó a cotizar en algunos puntos de la jornada en 589 puntos básicos. También marcó un nuevo máximo histórico el seguro contra impago (CDS) de España, al repuntar hasta los 623 puntos.
Se rompe el último límite
El repunte del diferencial, medido por el interés adicional que exigen los inversores al bono español a diez años con respecto a su homólogo alemán, se produjo por la combinación de ventas del primero y compras del segundo. De hecho, ayer el bono español perforó por primera vez desde que el euro es euro la barrera del 7 por ciento, considerada desde la banca de inversión como el nivel de no retorno, el nivel a partir del cual el pago de los intereses de la deuda no es sostenible para el Estado. "Desde que la rentabilidad del bono superó el 6,75 por ciento a pesar de las buenas noticias que hayan podido venir, el bono español no ha vuelto a cotizar por debajo de esta barrera" señala Miguel Paz, de Unicorp, que añade que el bono ayer rompió la barrera del 7 por ciento "con una facilidad preocupante", que describe como "barrera psicológica pero no resistencia técnica fiable".
La deuda soberana llegó al cierre de la sesión con un rendimiento histórico del 7,15 por ciento, frente al 6,84 por ciento al que cotizaba a la apertura pese al sí heleno a la permanencia en la eurozona. "Cambiar las dinámicas en los mercados lleva su tiempo" explica Gisela Turazzini, de Blackbird. " De momento nada ha cambiado, aunque es cierto que la incertidumbre ha minorado, debido a que de momento Grecia sigue en el euro. España todavía tiene mucho que hacer y los mercados exigirán al ejecutivo español reformas más estructurales que coyunturales", añade.
Ha sido este un comienzo de semana fuerte, especialmente porque en ella el Tesoro español volverá a ponerse a prueba, por primera vez desde el rescate bancario además, ya que para hoy estaba programada una subasta de letras con vencimiento a 12 y 18 meses y para pasado mañana, otra de bonos. Al respecto, desde Asinver Javier Flores expresa su impresión de que "el mercado espera una intervención que de una u otra forma suba el precio del bono a 10 años, de modo que el número de operaciones en este periodo es mínimo, limitándose la operativa a la compra de diferenciales de curva, o entre bonos de diferentes países". Flores señala que, una vez conocidos los resultados de los comicios griegos, "España se ha quedado sin excusas y volvemos a ser el eslabón más débil de la cadena. Falta compromiso político". El experto señala como futuro agravante a la situación actual "la expectativa de que la auditoria a la banca arrojará una cifra más elevada de lo que se esperaba, con la posibilidad de alguna sorpresa desagradable entre los bancos medianos". Según sus propias estimaciones, Popular podría llegar a necesitar 5.000 millones en el peor escenario, "algo que equivale casi a la nacionalización".
Todos estos datos estuvieron finalmente aderezados por las declaraciones de Willhem Buiter, economista jefe de Citigroup, que afirmó en una conferencia con inversores organizada por la publicación Business Insider que España e Italia tendrán que pedir ayuda a la UE para financiarse. El experto declaró que los mecanismos de estabilidad financiera (FEEF y MEDE) no tienen dinero suficiente para inyectar a sus economías, aunque matizó: "Todavía pienso que habrá un programa que financie parcialmente a estos estados".
Italia y Francia también sufren
A la luz de estas declaraciones y suspicacias, como era de esperar la de ayer tampoco fue una buena jornada para la deuda soberana en Italia. Las ventas de títulos transalpinos a diez años provocaron que la rentabilidad de éstos escalase desde el 5,873 por ciento de la apertura hasta el 6,082 por ciento del cierre de la sesión. Al mismo tiempo, el diferencial con el bono alemán se ensanchaba en 11 puntos básicos con respecto al cierre semanal, hasta los 477 puntos .
La renta fija francesa tampoco se escapó en esta ocasión de la desconfianza de los inversores; si bien el rendimiento de su bono se mantuvo en la banda del 2,6 por ciento, su prima de riesgo se incrementó 6 puntos, hasta los 120 puntos básicos.
Paralelamente, en el lado de la renta fija germana, después de los máximos desde mayo vistos la semana pasada, la rentabilidad del bund alemán a diez años volvió a caer; concretamente, hasta el 1,41 por ciento al final de la sesión. Aunque más destacados fueron los movimientos de los inversores en torno a otros títulos germanos de menor duración (ver apoyo).
¿Intervención a la vista?
La delicada situación que atraviesa la deuda soberana del Reino de España, y la emitida por la República de Italia de rebote, ha traído de vuelta a las voces que reclaman una intervención por parte del Banco Central Europeo, aunque también son muchos los que discrepan, entre ellos el propio Mario Draghi, su presidente; de hecho, ayer se conoció que el BCE ya acumula 14 semanas seguidas sin comprar títulos de deuda periférica. "La intervención es factible, pero demostraría el fracaso del programa LTRO (inyección ilimitada de deuda a 3 años al 1 por ciento de interés) de BCE", señala Soledad Pellón, de IG Markets. Turazzini también cuestiona desde Blackbird la efectividad de maniobras anteriores de la entidad: "La intervención sería una solución cortoplacista. Está claro que toda compra por parte del BCE ha resultado estéril a largo plazo, el mercado solamente parará de atacar al bono español en el momento que crea las medidas que pidan aporten crecimiento económico" sentencia Gisela Turazzini desde Blackbird.
Javier Flores va más lejos: "Cualquier intervención parece puntual hasta que llegue la cumbre de fin de mes. De intervenir debería evitarse un cierre diario por encima del 7 por ciento. De lo contrario es ir contra corriente y contra lo inevitable: un rescate total".