Todo esfuerzo tiene una recompensa y Telefónica es un ejemplo ilustrativo de ello. La teleco española se ha convertido en la compañía española de gran capitalización a la que le ha mejorado más la recomendación el consenso de mercado que recoge FactSet desde finales de mayo. Esta mejora en su consejo por parte de las firmas de inversión responde en gran parte a las medidas que ha tomado la empresa para reducir su ratio de apalancamiento (relación entre la deuda y el beneficio bruto).
Pese a que la media de analistas que la cubren aún recomienda mantener el valor en cartera, hay que puntualizar que durante las últimas jornadas ha conseguido que este consejo se acerque de manera sibilina hacia una compra. La recomendación que recibe en la actualidad por parte de las firmas de inversión es la mejor desde el mes de febrero y cada vez se encuentra más cerca de la compra, que no logra desde marzo de 2011. Una de las casas de análisis que ha mejorado su recomendación en los últimos días es Santander, que sí aconseja ahora comprar, frente al mantener que fijaba antes.
Sus "planes para gestionar proactivamente su cartera de activos", como la propia compañía ha calificado, también ha sido aplaudido en el parqué. En el rally que se apunta el Ibex 35 en junio, Telefónica (TEF.MC) es uno de los grandes valores que más se revaloriza. El título ha subido un 10% en las últimas ocho sesiones, sólo por detrás de los avances de Santander y BBVA. Ahora bien, pese a ello, los analistas aún no mejoran su precio objetivo. De hecho, en este tiempo se ha deteriorado un 5,7%, hasta los 13,20 euros. Aunque esta valoración aún prevé un potencial alcista del 34%.
Un objetivo premiado
La misión es clara: reducir el actual nivel de endeudamiento. La deuda que estiman los analistas para el cierre de este año sitúa a la operadora de telecomunicaciones que preside César Alierta por encima de sus límites marcados, ya que supondrían unas 2,57 veces su beneficio bruto (ebitda).
Según las previsiones, Telefónica acumulará una deuda neta de 55.150 millones de euros, frente a los 21.418 millones que generaría como ebitda.
Pero con la nueva hoja de ruta marcada, estas cifras deberían variar de manera que el ratio de deuda/ebitda podría reducirse hasta las 2,27 veces. Un nivel que la situaría en un situación mucho más cómoda incluso para empezar a pensar en ir de compras de nuevo. Aunque en primera instancia lo que lograría es mejorar su perfil crediticio. Al menos, de cara a las agencias de calificación.
El fuerte apalancamiento se había convertido en el talón de aquiles de Telefónica, en el que se apoyaban las agencias de rating para recortar la nota cretidicia de la teleco. De ahí que algunos expertos estén ya premiando los últimos movimientos de la compañía, tanto en lo que respecta a desinversiones como en su política de retribución.
Telefónica ya se ha puesto manos a la obra. Su último golpe ha sido la desinversión que anunció este fin de semana en China Unicom, de la que vendió una participación del 4,5%. Esta operación le reporta alrededor de 1.130 millones de euros.
Por otro lado, la operadora planea hacer algo similar con su posición en la agencia de viajes Rumbo y en Atento o Portugal Telecom, por las que podría embolsarse cerca de 1.500 millones de euros entre las tres. Eso sí, Telefónica también dejaría de ingresar los beneficios que recoge de estas participaciones. En Atento, las ganancias brutas que se apunta la compañía se sitúan alrededor de los 161 millones de euros, mientras que en el caso de la portuguesa la cifra sólo rondaría los 46 millones de euros.
Además, a todo ello habría que sumar el anuncio de la salida a bolsa de su filial alemana, O2 Alemania, con la que sorprendió a finales de mayo. En este caso la colocación puede provocar un ingreso aproximado de 2.000 millones de euros para la multinacional española. Hasta aquí Telefónica ya reuniría unos 4.630 millones de euros, que reducirían fuertemente su ratio de endeudamiento. Sin olvidar, al mismo tiempo, el más que probable debut en los parqués de alguna que otra filial en Latinoamérica.
El nuevo dividendo ayuda
El 30 de mayo Telefónica no sólo dio uno de los primeros pasos en firme para comunicar sus planes de desinversiones, al que más tarde siguió la venta de China Unicom, sino que también reorientó su política de retribución, con la apuesta más fuerte por el scrip dividend -la remuneración que incluye la opción de recibir nuevos títulos-.
Este salto frente a la política creciente mantenida en la última década también servirá de impulso para lograr reducir su apalancamiento, ya que la compañía no tendrá que desprenderse de tanto dinero en metálico de sus beneficios para remunerar. Unas ganancias que este año se situarán en los mismos niveles de 2011, en torno a los 5.500 millones de euros según las estimaciones de los analistas.
Si el porcentaje de aceptación del scrip dividend se sitúa en el 60% -en el pago de mayo alcanzó el 62,32%- Telefónica se ahorrará repartir unos 2.457 millones de euros entre sus accionistas. El dividendo previo incluía un pago en efectivo de 1,2 euros, lo que suponía abonar más de 5.900 millones de euros. En cambio, una vez que la compañía puede remunerar con hasta 0,9 euros a través de nuevas acciones, si sólo el 40% reclama el dinero en metálico sólo deberá pagar 3.460 millones de euros.