España, a golpe de mala fama, se ha ganado un hueco propio en las reuniones al más alto nivel de los organismos internacionales. Volvió a ocurrir en la rueda de prensa posterior a la reunión de política monetaria que el Banco Central Europeo (BCE) celebró ayer. España, con sus problemas y sobre todo los de su banca, mereció varias preguntas y se encontró con las respectivas respuestas por parte del presidente de la entidad, Mario Draghi.
Algunos mensajes fueron amables, como cuando reconoció que el Gobierno, como los del resto de los países periféricos, "ha realizado fuertes esfuerzos y conseguido enormes progresos", pero otros vinieron cargados de exigencia. Así, no sólo pidió "continuar y completar las reformas", sino que también demandó unos cálculos "realistas" sobre las necesidades de capital del sector financiero español.
Con esta petición lanzó una clara advertencia. Implícitamente vino a decir que la situación no está para bromas ni medias tintas; que la verdad sobre la banca aflore. ¿Y qué pasará una vez que lo haga? ¿Tendrá que pedir España un rescate? "No es trabajo del BCE decirle a un país lo que debe hacer", terció el banquero italiano. "El Gobierno tendrá que ver el dinero con el que cuenta", añadió.
Si, tras hacer ese ejercicio, España descubre que no tiene recursos suficientes por sí misma... ¿sería partidario Draghi de que el fondo de rescate 2.0, conocido como Mecanismo de Estabilidad (MEDE), aportara esos recursos? "Sí", replicó, pero "con condiciones", matizó. ¿Cuáles? Que las entidades sean solventes y que los países ofrezcan reformas y disciplina a cambio. "Draghi es partidario de recapitalizar a través del Mecanismo de Estabilidad Financiera, eso sí, con condiciones tanto a los bancos como a los Estados que corresponda. Lo que viene a decir es que, si entra un euro de dinero del MEDE en la banca española, habrá consecuencias para todo el país, pasen o no esos fondos por el Estado español", interpreta Soledad Pellón, estratega de mercados de IG Markets.
Ningún 'regalo' monetario
Lo que, desde luego, no hizo Draghi fue ningún regalo monetario. Pese a la situación extrema en la que se encuentra la eurozona, con Grecia y España como principales fuentes de preocupación en estos momentos, se mantuvo impasible, fiel a la estrategia que viene defendiendo desde marzo de que deben ser los gobernantes, con sus reformas, los que recuperen la confianza del mercado. A su juicio, es el momento de los políticos, no el de los banqueros centrales.
Y lo demostró con hechos... porque apenas hizo nada. Draghi constató que su alegre desembarco en la presidencia del BCE, cuando rebajó los tipos en sus dos primeras reuniones y accedió a regar de dinero a la banca, sólo fue un espejismo. El paso del tiempo está demostrando que los halcones, el apelativo con el que se identifica a los banqueros centrales más duros, aún habitan en la Eurotower de Fráncfort, donde la institución tiene su sede.
Con los representantes alemanes del BCE como garantes de la disciplina, la institución se mantuvo inflexible en su reunión de política monetaria. No ofreció nada. Ni bajó los tipos de interés, que siguen así en el 1 por ciento; ni anunció nuevos préstamos a tres años para la banca, como los que llevó a cabo en diciembre y febrero; ni mostró intención de retomar las compras de deuda pública en el mercado, después de que ya lleve 12 semanas seguidas sin realizar adquisiciones.
Sólo concedió dos resquicios de condescendencia. El primero, que el BCE prorrogará hasta enero de 2013 la barra libre de liquidez, el procedimiento mediante el que presta a los bancos tanto dinero como le piden en las operaciones habituales de financiación que la institución les ofrece. Y el segundo, que admitió que "unos pocos miembros hubieran preferido una rebaja de los tipos" en la cita de ayer, una confesión que alimenta la posibilidad de que el BCE abarate el precio del dinero en julio. "La rueda de prensa demostró que la entidad está contemplando seriamente una reducción de los tipos", concluyen los expertos de Barclays. "Sería útil recortar los intereses como una señal de que la institución está preparada para emplear todas las herramientas posibles", valora Marie Diron, economista del Ernst & Young Eurozone Forecast.
Economía bajo mínimos
Con respecto a la situación económica de la región, sostuvo que el crecimiento "sigue débil" y que persisten "los riesgos bajistas". Eso sí, el BCE no modificó sus previsiones para 2012. Mantuvo los pronósticos que ya había mostrado en marzo, consistentes en que la economía se moverá entre el -0,5 y el 0,3 por ciento. Sí introdujo cambios en su visión sobre los precios. Hace tres meses, la entidad situaba la inflación entre el 2,1 y el 2,7 por ciento este año; ayer ajustó esta horquilla hasta el 2,3 y el 2,5 por ciento.