Los inversores demandan claridad a la eurozona. Y también confianza. ¿Y qué les están ofreciendo los líderes europeos? Justo lo contrario. Incertidumbre y desconfianza.
En ocasiones, como ayer, esta realidad alcanza cotas esperpénticas. Por si no hubiera ya suficientes dudas, Bruselas apadrinó una auténtica ceremonia de la confusión, con el consiguiente agravamiento de la presión sobre los países más expuestos a la crisis. España e Italia, sus deudas y sus bolsas, la sufrieron en primera persona con fuertes repuntes en sus respectivas primas de riesgo y notables caídas en los parqués.
Las autoridades alentaron primero el optimismo. Al filo de las 13 horas, la Comisión Europea lanzó la propuesta de que la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF), más conocida como Fondo de Rescate, pueda recapitalizar directamente a la banca. El Ejecutivo comunitario abrió esta posibilidad en un informe en el que publica sus recomendaciones para la eurozona. Posteriormente, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, admitió que "es importante emplear todo tipo de flexibilidad" y no sólo en cuanto a los instrumentos de los que dispone la eurozona, sino también para la "rapidez de la reacción de los cortafuegos".
Prosiguiendo con esta argumentación, Bruselas anima a ir más allá. "Una integración más estrecha entre los países del euro -en materia de prácticas y estructuras de supervisión, en el plano de la gestión de crisis transfronterizas y el reparto de cargas- hacia una unión bancaria sería un elemento importante a la estructura actual de la unión económica y monetaria", afirma la Comisión Europea.
De la esperanza...
El mercado vislumbró un halo de esperanza en este mensaje. Sin necesidad de que un país pida el rescate, sus bancos podrían recibir los recursos que ahora no pueden conseguir por sí mismos. Esta melodía sonó a música celestial. España, sumergida como está en el proceso de definir el camino para respaldar a Bankia y el resto del sector financiero, podría encontrar el vehículo apropiado para conseguirlo. Tanto es así, que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, mostró ayer mismo su respaldo a esta vía. "Está a favor mucha gente. Yo, desde luego", afirmó con rotundidad.
Los inversores acogieron el anuncio con entusiasmo. Incluso pasaron a ver a la bolsa españoles con ojos compradores. El Ibex 35, que caía más de un 2 por ciento, protagonizó un giro espectacular tras escuchar la receta de la Comisión. Su remontada resultó tan espectacular que llegó a situarse en terreno positivo, con subidas próximas al 1 por ciento. Todo ello en menos de una hora; entre las 13 y las 13.45 horas.
...a la cruda realidad
Pero Europa es así. Llena de inconsistencias. De matices. De letra pequeña. Y el vicepresidente de la Comisión y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn, fue el encargado en esta ocasión de recordarla. De echar un jarro entero de agua fría sobre los incipientes ánimos que estaban surgiendo en los mercados. "Está claro que no son posibles las inyecciones directas a los bancos con las disposiciones legales de la FEEF", aclaró. Por si quedaban dudas, reiteró: "Las inyecciones directas a los bancos no están previstas en el Tratado. Por tanto, la recapitalización directa no es una opción disponible".
Las palabras de Rehn sepultaron en un pozo el gozo de los inversores. Y de nuevo, el Ibex lo reflejó con crudeza. De las 14 horas en adelante, le dio tiempo de sobra para volver a caer más de un 2 por ciento por tercera sesión consecutiva y cerrar muy cerca de los 6.000 puntos, en su nivel más bajo desde 2003.
Además, el comisario europeo no fue el único que se mostró en contra de esta iniciativa. También Alemania y Finlandia volvieron a reiterar que se oponen fervientemente a la posibilidad de que el Fondo de Rescate acabe saltándose a los gobiernos para rescatar directamente a los bancos. La oposición de Alemania a esta medida, afirmó el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, "es bien conocida", según recoge MNI News. Por su parte, Finlandia siempre ha dicho que considera que cualquier ayuda directa a la banca debería pasar primero por los países miembros e ir acompañada de un programa de austeridad. Y, según ha precisado el asesor del ministro de Finanzas finlandés, Martti Salmi, la postura de Finlandia respecto a este tema no ha cambiado, recoge Bloomberg.
El peso de Bankia en el déficit
Ante tanta oposición parece que la posibilidad de que sea el Fondo de Rescate y no los gobiernos los que acudan a salvar a los bancos no es una posibilidad que deba, al menos aún, tenerse en cuenta. Y de ahí que la cierta relajación de la que habían disfrutado las bolsas en algún momento de la sesión acabara evaporándose. "El actual problema es que el sistema financiero necesitará más capital y debe acordarse con Europa un mecanismo que permita la recapitalización sin que con ello se hipoteque el futuro de nuestra economía. El rescate español tendrá forma de rescate a la banca", afirma Javier Flores, de Asinver.
De hecho, ni siquiera en Bruselas son capaces de calcular a cuánto ascenderá la factura que deberá pagar el Gobierno de Mariano Rajoy por los más de 23.000 millones de euros que deberá inyectar en Bankia. El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, consideró que aún es muy pronto para especular sobre el impacto que tendrá el rescate de Bankia en el déficit español, aunque dijo que, si el Gobierno -que parece que pretende financiar el rescate mediante dinero recaudado en subastas del Tesoro- no actúa como un inversor privado, estará cubriendo las pérdidas del banco e incurriendo en un gasto.
"El efecto sobre el déficit dependerá de si la inyección se considera o no un gasto del Gobierno. Será un gasto del Gobierno y tendrá impacto sobre el déficit si el Gobierno no actúa como un inversor privado buscando una tasa de retorno similar a la de mercado sino que cubre de facto las pérdidas del banco", explicó el vicepresidente de la Comisión y responsable de Asuntos Económicos.
¿Más saneamientos?
Pero la visión de Bruselas sobre los bancos españoles no acabó con Bankia. La Comisión también recomendó a España una serie de medidas para relanzar la economía y atajar los problemas presupuestarios entre las que destaca un mayor esfuerzo de saneamientos en el atribulado sector bancario.
"El debilitamiento de las perspectivas macroeconómicas podría requerir un mayor fortalecimiento de los colchones de capital en los bancos, sobre todo las entidades más débiles", dijo la Comisión tras reconocer los esfuerzos emprendidos en España en las reformas recientes, incluida la del sector financiero. Además, señaló que las dos reformas introducidas este año por el Gobierno podrían quedarse cortas, ya que sólo buscan atajar los problemas derivados de la exposición al sector inmobiliario.