
La crisis se resiste a dar su brazo a torcer. Más bien lo contrario, sobre todo en la Eurozona. Andy Howse, director de renta fija de Fidelity, subraya precisamente la dificultad de la situación y pone el acento en una realidad: los políticos tienen la última palabra.
La crisis soberana sigue azotando la Eurozona. ¿Cómo ve la situación?
Todo depende de los políticos y de las medidas que adopten. Por el momento, la situación sigue siendo tormentosa. Preocupa la recesión en Europa, con su retorno a países como España, pero la debilidad y la preocupación alcanzan incluso a Alemania.
¿Realmente es posible que Grecia abandone el euro?
Desde luego, la posibilidad de que ocurra es mayor que antes. Si este riesgo se manifiesta, será un desastre para Grecia, pero el contagio para el resto de Europa generará una crisis aún mayor. Para evitarlo se debe corregir uno de los errores cometidos en la gestación del euro, consistente en una mayor integración fiscal. Y Alemania tendrá que permitir al Banco Central Europeo (BCE) ser más activo, con una política de expansión cuantitativa (QE) a la europea. Pero, con todo, lo más preocupante, el mayor problema de todos, es el alto nivel de desempleo entre los jóvenes, que en países como España y Grecia supera el 50%. Es la población que tiene que conducir el crecimiento en las próximas décadas, y ahora no tiene trabajo. El mayor problema no son los mercados o la prima de riesgo; es el desempleo juvenil.
¿Cómo valora la situación económica en EEUU? ¿Enviará más estímulos la Reserva Federal (Fed)?
Estados Unidos sigue protagonizando una recuperación frágil, pero al fin y al cabo más fuerte que la de Europa, aunque está sometida a presiones, como precisamente los problemas que sufre la economía europea. Sobresale, eso sí, la fortaleza de las empresas norteamericanas, que atesoran mucha caja. En cuanto a la Fed, por el momento lo que está claro es que el banco central estadounidense tiene el dedo sobre el botón de los estímulos monetarios (QE3). Si tiene que pulsarlo, porque la situación lo requiera, lo hará.
¿Qué puede ocurrir con la deuda de EEUU si no hay más estímulos o si la Fed no renueva la 'Operación Twist', que finaliza en junio?
Aunque no se adopten más medidas no es previsible un fuerte incremento de los rendimientos, porque hay varios factores, como la crisis europea, la fragilidad de la recuperación o la ausencia de presiones inflacionistas, que mantendrán bajos los rendimientos. Todo indica que al menos durante los dos o tres próximos años las rentabilidades de la deuda estadounidense, británica y alemana continuarán relajadas. Los tipos de interés oficiales permanecerán bajos y los rendimientos también.
¿Y qué puede pasar con el resto de la deuda pública?
En la deuda soberana hay que moverse con cuidado. Por ejemplo, los bonos españoles por encima del 6% ofrecen valor, pero hay que asumir que el mercado está sometido a una elevada volatilidad y que lo va a seguir estando a medio y largo plazo.
¿Qué títulos de renta fija resultan más interesantes ahora?
La deuda corporativa high yield (alto riesgo) es la que ofrece más atractivo, con rendimientos del 6-7%. Hay que buscar retornos para las carteras y estos activos los ofrecen. La clave para invertir en deuda corporativa reside en hacer una buena selección, partiendo de un análisis completo de los balances y optando por las compañías con alta visibilidad. En cuanto a la deuda financiera, es mejor esperar debido a la fuerte vinculación que tiene con la soberana. Dentro de los emergentes, nos decantamos por los bonos ligados a la inflación.