Y con la de ayer ya van quince. Ese es el número de sesiones que lleva el Ibex desde que perdiera por primera vez la cota de los 7.000 puntos en este ejercicio. Desde entonces, el principal selectivo español parece mantener un tira y afloja consigo mismo en el que por un lado el indicador lucha contra el mal de alturas, y trata de sostenerse por encima del nivel de los 7.000, mientras que por otro se niega a entregar la cota de los 6.700 puntos.
El cual, la unanimidad del mercado considera como soporte de referencia y que coincide con los mínimos de 2009 y a partir del cuál si se vence se abre un agujero negro.
No en vano, el miércoles el Ibex cerró en sus niveles más bajos desde el año 2003 llegando en el transcurso de esa jornada a caer hasta los 6.732,60 puntos. Con lo que volvió a coquetear por quinta vez en las últimas quince sesiones con su actual soporte y al igual que en las anteriores ocasiones el selectivo sacó fuerzas de flaqueza y experimentó un elevado repunte desde esa cota, que en la jornada de ayer se tradujo en un alza del 3,42 por ciento, su mayor subida en lo que va de 2012. Un ascenso que Miguel Ángel Paz, director de unidad de gestión de Unicorp consideró como justificado dentro del bucle en el que parece encontrarse el Ibex: "Desde el 18 de abril ha realizado el recorrido del 5,50 por ciento que hay entre 6.800 y 7.200 cuatro veces a la baja y tres al alza. Y hoy (por ayer) todo apunta a que estamos en el cuarto tramo al alza".
Un repunte que hace que el Ibex atenúe su caída a lo largo de este ejercicio hasta el 18 por ciento, lo que le confiere a este índice el dudoso honor de ser el segundo peor selectivo a nivel mundial durante este periodo. Sólo le supera la bolsa de Chipre que en el mismo intervalo de tiempo cae un 33 por ciento.
Cóctel de referencias
Más allá del carácter cíclico que parecen manifestar últimamente las oscilaciones del Ibex, la jornada de ayer vino cargada de datos susceptibles de influir en los mercados. En el ámbito macro, se publicaron datos sobre la producción industrial de varios países europeos. En Italia, hubo una tímida recuperación de la producción industrial en marzo con un crecimiento mensual del 0,5 por ciento. En cambio, en Francia el efecto fue opuesto, con un descenso de la producción industrial en marzo del 0,9 por ciento mensual. Tampoco la economía nacional dio motivos para alentar las subidas, ya que la compraventa de viviendas bajó un 22,7 por ciento interanual en marzo, hasta un total de 25.464.
En clave empresarial Repsol y Gamesa fueron la cara y la cruz en la jornada, a raíz de sus resultados correspondientes al primer trimestre del año. En el caso de la petrolera cosechó unas ganancias de 643 millones de euros, lo que supone un 12,4 por ciento más, excluyendo YPF. ¿La respuesta a estas cifras? Una subida de las acciones de Repsol del 8,23 por ciento y también de las de Sacyr Vallehermoso, que sumó un 11 por ciento en su cotización.
Por su parte, Gamesa tuvo unas pérdidas de 21 millones de euros frente a las ganancias de 13 millones de euros obtenidas en el mismo periodo del ejercicio anterior, en un entorno económico "complejo" y operando en un mercado volátil, tal y como señalaron desde la compañía eólica. Los inversores reaccionaron ante estos datos con una caída de las acciones de Gamesa que superaron el 5 por ciento, no obstante el fabricante de aerogeneradores salvó los muebles y cerró con un alza del 1,2 por ciento.
El bono por debajo del 6%
El mercado de renta fija también dio alegrías ayer. Ya que tanto la rentabilidad del bono español a una década como la prima de riesgo, medida como el interés extra que el mercado exige al bono español a 10 años frente al alemán de igual vencimiento por su mayor riesgo de impago, experimentaron descensos. En lo que respecta al rendimiento de la deuda a una década, este cayó desde el 6,08 hasta el 5,99 por ciento. Descenso que se dejó sentir en el diferencial español que se estrechó en 11 puntos básicos y cerró en los 445. De manera que los mercados al parecer hicieron caso omiso a las declaraciones del prestigioso gestor Marc Faber quien en una entrevista concedida a Bloomberg TV declaró que sería mucho mejor para toda la zona del euro si Grecia, España e Italia "fueran expulsadas" y sólo países fuertes como Alemania mantuvieran el euro. "Los países débiles podrían tener sus propias monedas pero podrían utilizar el euro como moneda internacional y de comercio", explicó. Además, indicó que como resultado del rescate a la economía del país heleno, "el problema ha crecido más y más".
El inversor dijo que "los burócratas de Bruselas y los medios de comunicación están lavando el cerebro a todos al asegurar que la salida de Grecia del euro sería un desastre". Desde su punto de vista, la mejor opción actualmente sería "disolver toda la eurozona, que los países volvieran a sus propias divisas pero continuaran utilizando la moneda única como una divisa internacional".