Había mucha expectación. No en vano la de ayer era la primera prueba a la que se enfrentaba el Tesoro desde que la agencia de calificación Standard & Poor's optó por rebajarle el rating en dos escalones, hasta BBB+, el pasado viernes. "Quizá podríamos acusar una menor demanda de extranjeros", advertía antes de la subasta Rafael Romero, director de inversiones de Unicorp. Pero, extranjera o nacional, lo cierto es que el recorte crediticio no afectó negativamente a la demanda.
Todo lo contrario. Triplicó la oferta tanto en bonos a tres como a cinco años (las dos referencias que se subastaban) y permitió que el Tesoro colocara en total 2.520 millones de euros, más de lo previsto; aunque le salió caro, ya que tuvo que pagar hasta un 54% por vender su deuda en la emisión de bonos a tres años, que no se subastaban desde febrero.
La mayor demanda la atesoraron los bonos con cupón 3,80% y vencimiento en enero de 2017. Se demandaron 2.819 millones en este tipo de emisiones, lo que supuso 3,69 veces más que la oferta. En cuanto al tipo de interés medio, ascendió al 4,75%. Una cifra un 33% superior al 3,565% que se abonó en una subasta similar en el mes de febrero, cuando la prima de riesgo estaba por debajo de los 350 puntos, frente a los 418 puntos a los que cerró ayer.
También superior fue la rentabilidad que tuvo que pagar el organismo por vender bonos con vencimiento en julio de 2017 ya que rozó el 5%, e incluso por colocar deuda a un plazo inferior, tres años. En concreto pagó un 4,037%, frente al 2,61% de rendimiento que pagó por esos mismos bonos en la subasta de principios de marzo.
Pese al repunte en la rentabilidad, todos los expertos consideran que la subasta que se celebró ayer tuvo más de luces que de sombras. "Fuerte demanda, ajustada a una oferta de papel limitada en lo que es una estrategia adecuada", afirma José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España. Y es que no hay que olvidar que el Tesoro ya aprovechó en su día la distensión que a principios de año protagonizó el mercado de deuda nacional para cubrir gran parte de sus necesidades de financiación.
De hecho, cuando ni siquiera se ha llegado al ecuador de este año 2012, el Tesoro ya ha captado 45.520 millones de euros, el 52% de los 86.000 millones que quiere conseguir en todo el ejercicio.
Además, la alta demanda de títulos a largo plazo que se vio ayer en la subasta pone de manifiesto otras dos cuestiones. La primera es que, según afirman desde el Tesoro, "sigue habiendo interés de los inversores por la deuda española, especialmente destacable en el caso de los tramos más largos". Y la segunda es que, tal como apunta Nicolás López en declaraciones a Efe, "vemos un factor favorable como es que los bancos domésticos siguen teniendo liquidez para comprar los bonos".
Pero si bien los ojos estuvieron ayer puestos en España, no fue el único país en testar al mercado con una subasta de deuda. Francia también lo hizo. Y con éxito, ya que logró colocar 7.431 millones de euros, cerca del máximo previsto, en bonos de entre cinco y diez años con una demanda que duplicó la oferta y pagando intereses inferiores a los de anteriores subastas.