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Días negros para la zona euro y la unión monetaria

  • Las elecciones francesas, la crisis política holandesa y la cuestión alemana amenazan la estrategia de Merkel

La primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas ha torpedeado la estrategia de la canciller alemana, así de claro lo dice David Marsh, comentarista de MarketWatch. El acreedor número dos de la zona euro después de Alemania, Holanda, se ha quedado sin una administración efectiva después de que el Gobierno cayera el sábado en una nueva vuelta del debate sobre cómo apuntalar el agotado marco de la moneda única.

Y el quejumbroso presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, de nuevo apuntó su artillería pesada hacia el BCE diciendo que es cosa de los Gobiernos, y no del banco central, aliviar los problemas de la UEM. Es verdad que la institución que dirige ahora está perseguido por un abogado del Sur de Alemania, por encargo de algunas de las principales empresas familiares del país, reclamando que el banco central alemán se está tomando libertades con el dinero de los contribuyentes mediante el sistema de pagos del BCE Target-2.

No es un momento propicio para Merkel. Después de terminar segundo en la primera vuelta de las elecciones, su candidato preferido, Nicolas Sarkozy, es casi seguro que va a llevar su campaña todavía más a la derecha para conseguir en la segunda vuelta del 6 de mayo los votos de Marine Le Pen, líder del populista Frente Nacional y tercero en las elecciones, que quiere que Francia se salga de la unión monetaria.

Eso significará mayores ataques al pacto fiscal que Merkel quiere consagrar como principio orientador de la unión monetaria. François Hollande, el candidato socialista que ahora es el favorito para ser el próximo presidente de Francia, ya ha pedido renegociar el acuerdo. Así que las ambiciones de Merkel están hechas jirones.

Con los programas de austeridad gubernamental tambaleándose en España e Italia, y el Gobierno holandés caído después de que un disidente anti-euro le retirara su apoyo, es casi seguro que se va a intensificar el flujo de capitales desde el problemático Sur al relativamente sano Norte de Europa.

El mejor indicador del estrés, los desequilibrios que han surgido con los préstamos del Bundesbank a los bancos centrales nacionales más débiles a través del BCE, muestra que los activos netos del Bundesbank en el Target-2 se dispararon a 615.000 millones de euros en marzo desde 547.000 en febrero. Los pasivos que debe el banco de España subieron en el mismo periodo a 252.000 millones desde 197.000 millones, y los de Banca d?Italia a 270.000 desde 194.000.

Estos desequilibrios han atraído una enorme atención por parte de los peleones conservadores alemanes que creen que el impago o la salida del euro de uno o más países periféricos supondrá para el Bundesbank (y los contribuyentes alemanes que están detrás) grandes pérdidas. El consejo del Bundesbank ha sido desagradablemente consciente durante algún tiempo de que puede sufrir pleitos en el futuro.

Tras las acciones legales de Bernd Schünemann, respaldado por la euroescéptica Fundación de Empresas Familiares radicada en Munich, Weidmann y sus colegas se volverán todavía más precavidos respecto al apoyo a los Estados débiles. Un choque titánico entre la fuerza irresistible de la búsqueda de fondos de los deudores de la unión monetaria y el inamovible objetivo del Bundesbank cada vez se acerca más.

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