Bolsa, mercados y cotizaciones

La última cruzada de Cataluña en los mercados se impone a pagarés y depósitos

Hay una nueva bandera que ondea a plena asta en el mástil que reúne todas las ofertas de las entidades u organismos que buscan obtener financiación a través de los inversores particulares y es la catalana.

La cuarta emisión de deuda pública que ha lanzado la Generalitat en la última semana ha izado su bandera a lo más alto del eje, gracias a los elevados intereses que ofrecen los bonos patrióticos emitidos a uno y dos años - brindan un 4,5 y un 5 por ciento, respectivamente-.

Aunque podría ser la última vez que suceda si las aspiraciones del Gobierno de ejecutar los hispabonos -así se denomina a las emisiones conjuntas de deuda por parte del Estado y las autonomías con la garantía del Tesoro Público- se cumplen este verano, una alternativa que debería reducir los intereses que entrega el gobierno catalán a cambio de colocar su deuda. Pero de momento, su elevada retribución supera con creces a la que ofrecen los pagarés, los depósitos y las letras.

No es la primera vez que la senyera flota tan alta, ni ha sido la única bandera autónoma que se ha izado en los últimos años. Las dificultades de acceso al mercado crediticio y el aumento de los costes de financiación han sido dos de las causas más frecuentes que han llevado a diferentes autonomías a recurrir a los bonos patrióticos como vía alternativa de financiación entre los inversores minoristas.

En el caso de Cataluña, hay que remontarse un año atrás para hallar una de sus últimas emisiones de este tipo de deuda destinada al particular. Fue en abril de 2011. Por entonces, la Generalitat lanzó su segunda ronda de bonos a un año con un interés del 4,25%; y a dos años, con una rentabilidad del 4,75%. En total, la emisión alcanzó un valor de 3.360 millones de euros, cuando el objetivo inicial era de 2.700 millones de euros.

La elevada demanda de estos títulos propició que, seis meses después, en octubre, el gobierno catalán volviera a llamar a la puerta de los particulares en busca de financiación -unos 3.700 millones de euros- para ofrecer aún más a cambio. En concreto, los bonos a un año brindaron un 4,75%, y los bonos a 2 años alcanzaron el 5,25%.

Con tales rentabilidades, la competencia a otros productos de inversión estuvo servida, ya que ni siquiera los depósitos -que en plena guerra del pasivo brindaban de media un interés del 4%- fueron capaces de estar a la altura.

Esta primavera florece un interés...

Un año después de aquellas operaciones, el gobierno catalán ha vuelto a poner en circulación su cuarta emisión de deuda pública a uno y dos años por valor de 2.000 millones de euros (ampliables hasta los 2.150 millones), que coincide con el vencimiento de los bonos que se emitieron a finales de abril del año pasado.

Eso sí, esta primavera los intereses serán superiores a la de 2011, ya que la Generalitat pagará un 4,5% a los particulares que adquieran títulos autonómicos a un año, y un 5% a quienes compren bonos a dos años -ambos podrán ser suscritos hasta el próximo 24 de abril a través de cualquiera de las 14 entidades que los comercializan-.

Pero la mayor retribución que dan no es el único elemento que les diferencia respecto a emisiones anteriores. En esta ocasión, el pago de los intereses será trimestral y no a vencimiento. Con una inversión mínima de 1.000 euros, el reparto se realizará de forma cronológica en función de la demanda, sin prorrateos. De momento, durante el primer día de comercialización, la Generalitat colocó bonos por valor de 200 millones de euros, lo que supone un 10% del total de la emisión.

...que supera al de cualquier producto

Pero, sin duda, su gran diferencia respecto a otro tipo de productos de inversión que existe en la actualidad-como los pagarés, depósitos o letras- es su rentabilidad. Ninguno de ellos ofrece un 5% a dos años. Y, a un año, sólo el interés de los pagarés bancarios consigue hacer sombra a la retribución de los bonos patrióticos catalanes, que de media entregan un 4%.

No sucede lo mismo con los depósitos. Aunque los próximos meses son claves para atisbar algún movimiento al alza debido a la oleada de vencimientos que se avecina en el calendario de depósitos entre abril y mayo, por el momento el rendimiento medio a 12 meses de estos productos sigue estancado en torno al 2,7%. Salvo excepciones como la de Finantia Sofinloc o Espirito Santo, que superan el 4%.

Más abajo aún ondean las letras. Lejos quedaron los intereses del 5% a doce meses que ofrecieron en noviembre del año pasado ante el recrudecimiento de la crisis. La menor tensión que se respira en los mercados en los últimos meses ha logrado reducir sus rentabilidades hasta perder gran parte de su atractivo. En concreto, las letras a 12 meses brindan un 1,48%, mientras que a 18 meses entregan un 1,71%.

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