Bolsa, mercados y cotizaciones

El Ibex reza por no perder los 7.500 puntos

España no sabe ya como quitarse el papel de socio problemático de la eurozona. Los mercados internacionales siguen dudando de la capacidad del país de reducir el déficit público hasta el 5,3 por ciento aún habiendo ya presentado reformas de gran austeridad.

Ni la reforma financiera, ni la reforma laboral ni el tijeretazo de los Presupuestos Generales del Estado han servido para llamar a la calma a unos inversores que siguen imponiendo el sesgo bajista y disparando la percepción del riesgo país. Sólo dos datos: la prima de riesgo española superó al cierre semanal los 400 puntos básicos y el Ibex 35 está en niveles de septiembre (aunque llegó a moverse en niveles de tres años).

La crisis de deuda soberana periférica parece no estar dispuesta a dar un respiro. España vuelve a ser señalada como firme candidata a una intervención si no acomete más reformas. Una necesidad que ya demandó el miércoles el propio BCE para explicar la decepcionante subasta de bonos, aunque matizó que no era un deber exclusivamente de España, y que ayer mismo reiteró el Fondo Monetario Internacional (FMI). Ante este escenario de absoluta desconfianza y con el convencimiento de S&P de que España seguirá en recesión en 2013, las ventas volvieron a acorralar a todo lo made in Spain hasta ascender la rentabilidad del bono español a 10 años desde el 5,3 al 5,7 por ciento en la semana, el nivel más alto desde diciembre. Este aumento provocó que la prima de riesgo escalara en su balance semanal más de 46 puntos hasta los 402 puntos básicos.

La presión con España se trasladó también a otros países de la eurozona, especialmente a Portugal e Italia. El diferencial entre la rentabilidad del bono luso a 10 años y el alemán se disparó más de 76 puntos, hasta los 1.050 puntos básicos, mientras que la prima de riesgo italiana avanzó en la semana desde los 332 a los 372 puntos básicos. Aún así desde la Comisión Europea apuntaron durante la semana que Lisboa no necesitará un segundo paquete de ayuda como Grecia porque está aplicando los ajustes "al pie de la letra", aunque serán los mercados quienes tengan el "veredicto final".

Tensión sin límites

La tensión que asoló a la renta fija también se trasladó a la renta variable europea donde, una vez más, la bolsa española fue la más perjudicada. La presión de los mercados sobre España después de que el martes el Gobierno desglosara los PGE sólo ha incrementado la incertidumbre de unos inversores que temen que no se pueda cumplir el objetivo de déficit público. La desconfianza llevó al Ibex 35 el viernes a cerrar en mínimos desde el mes de septiembre, después de ceder un 0,2 puntos, hasta los 7.665,5 puntos. Unas pérdidas que, en el cómputo semanal, ascendieron hasta el 4,34 por ciento, lo que situó al índice español como el segundo que peor se comportó en toda Europa -sólo por detrás de Italia- . Y es que la alta tasa de desempleo de marzo, y la previsión de que el endeudamiento público suba este año hasta el 80 por ciento del PIB, frente al 68,5 por ciento de 2011, tampoco ayudaron al índice aguantar los 8.000 puntos y reza ahora por no perder los 7.500.

Pero las ventas no sólo estuvieron presentes en España. En el balance semanal, ningún índice europeo se salvó de los números rojos. La peor parte fue para la bolsa italiana que, tras perder un 0,2 por ciento el viernes, cedió un 4,78 por ciento en el conjunto de la semana. En línea con el índice portugués, que perdió un 3,6 por ciento desde la semana pasada; mientras que la bolsa francesa -que logró aguantar en positivo el viernes- se dejó un 3,04 por ciento en el balance semanal. Ni siquiera el parqué alemán se salvó de la visita de los bajistas, después de que el dato de pedidos industriales publicado el miércoles -inferior a lo que esperaban los expertos- demostrara que Alemania no es inmune a la crisis económica que afecta a la mayoría de países de la eurozona. Así, las pérdidas del Dax 30 ascendieron hasta el 2,34 por ciento en la última semana.

Al otro lado del Atlántico, los bajistas tampoco se olvidaron de Wall Street. Ni siquiera el dato de peticiones iniciales de desempleo semanales, ligeramente peor de lo previsto, pudo evitar que el Dow Jones cediera en torno a un 1 por ciento en una semana marcada por las actas de la Reserva Federal, que revelaron que una tercera ronda de estímulos tendrá que esperar, al menos, hasta que la economía se enfríe.

Las dudas sobre la eurozona tampoco dejaron indiferente al euro, hasta el punto de que la moneda única cayó hasta los 1,3 dólares en su cruce con el billete verde.

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