El indicador ha protagonizado una sonada fuga de capital inversor desde el inicio de 2012, que le ha llevado a situarse entre 15 y 20 puntos porcentuales por debajo de los principales índices bursátiles mundiales. Los analistas señalan que la situación sólo cambiará si España es capaz de demostrar que puede cumplir con sus objetivos de déficit y que los nuevos presupuestos son adecuados.
Con orejas de burro y castigado de cara a la pared. Así ha llegado, metafóricamente, el Ibex 35 al final del primer trimestre de 2012. Como el último de la clase. Como el más penalizado de Europa, pero también en el contexto de los índices de referencia mundiales: al acumular pérdidas del 6,52% a 30 de marzo, el diferencial respecto a indicadores como el Dax germano, el Nasdaq 100 o el Nikkei japónes se ubica en torno a los 25 puntos porcentuales (ver gráfico).
A ojos de los inversores, la sentencia es clara: España no genera confianza. Ni siquiera con la batería de medidas puesta en marcha por el Gobierno del PP, que en un principio sí contribuyeron a retirar algo de presión de los mercados. La fuga de inversores minoristas e institucionales es clara, y a a la vista están los datos de las otras naciones que han sido tocadas por la crisis de la deuda periférica. No es sólo que Italia, el otro país periférico que ha estado en el centro de la polémica en los últimos meses, se mantenga en positivo con alzas superiores al 7% de su principal índice, el Ftse Mib, en 2012. Es que hasta las bolsas de los PIIGS rescatados están siendo rentables: el ASE 20 griego sube en torno a un 8% en 2012; el Irish Overal avanza alrededor de un 12%; incluso el PSI 20 luso se mantiene en positivo, a pesar de los rumores de que Portugal pueda apelar a un segundo rescate.
Condicionantes pasados y futuros
Claro está que España ha tenido que afrontar un durísimo panorama macroeconómico en el que un déficit superior al previsto inicialmente por el Gobierno -y la posterior lucha de Rajoy para reducir el objetivo impuesto desde Bruselas desde el 4,4 hasta el 5,3%- ha contribuido decisivamente a empujar al Ibex 35 al lado de los números rojos. Las inyecciones de liquidez realizadas por el Banco Central Europeo, si bien han contribuido a aliviar la situación del sistema bancario español -el sector que más pondera en el Ibex 35-, pero no ha repercutido sobre la economía real. Los niveles de paro, el dato español que más preocupa en Europa, han seguido subiendo. Y reformas ya aprobadas, como la laboral, aún no han tenido tiempo de demostrar sus efectos sobre la débil economía patria.
"Esa debilidad macro de España no sólo haría reducir y no aumentar posiciones en el país de los inversores globales, sino que además podría ser un objetivo en el radar de cualquier hedge fund global macro que acentuaría sus caídas", alerta Ricardo Sánchez-Seco desde Gestiohna.
Aunque la postura más votada entre las casas de análisis consultadas por elEconomista es que la distancia porcentual se mantendrá (ver gráfico), este escenario de debilidades divide a los expertos en cuanto a su postura ante el comportamiento del índice de cara al segundo trimestre de 2012. Eso sí, coinciden en señalar la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado como uno de los factores más influyentes. "Es un ajuste que debe estar concebido en su punto exacto, algo muy difícil, pues de ser demasiado estricto habrá revueltas y desconfianza en cuanto a su cumplimiento, pero de ser demasiado laxo los mercados considerarán que España no está haciendo lo suficiente", explica Soledad Pellón, de IG Markets. De ahí que desde esta firma declinen realizar una previsión sobre el comportamiento del Ibex en los próximos tres meses.
Natalia Aguirre, de Renta 4, condiciona que se estreche el diferencial respecto a otros índices bursátiles a que se reduzca el riesgo regulatorio en varios sectores y a que "a corto plazo España demuestre su capacidad para reducir el déficit de las Comunidades Autónomas y a cumplir con el objetivo de déficit público", pero también a que el país "demuestre su capacidad para crecer en el medio plazo, apoyado por el éxito de las reformas estructurales en marcha". Desde Blackbird, Marc Ribes afirma que el gap (hueco) entre el Ibex y el resto de índices sí se estrechará, "a medida que el sistema financiero español se recupere y que las medidas del Gobierno tengan efecto positivo", además de "la elevada sobrevaloración de otras bolsas como la americana". Lo curioso es que, aunque coincide con Renta 4, desde JB Inversiones Javier Benito opine que precisamente por "la composición sectorial del Ibex", el diferencial se ensanchará. También señala que "la clave a corto plazo se encuentra en mostrar un compromiso firme del control presupuestario que permita devolver la confianza al inversor extranjero, y una vez logrado, incentivar el crecimiento económico". Desde Gestiohna también apoyan el bando pesimista, alegando -además de los factores ya expuestos-, que puedan producirse nuevos brotes de la crisis de la deuda soberana, aunque matizan que "si se dieran pasos contundentes en cuanto a la integración fiscal del euro, la reducción del diferencial sería muy rápida".
Los bancos, talón de Aquiles del índice
Y sin embargo, el dato más llamativo de esta encuesta es que la postura por la que se han decantado más analistas es por la de que el diferencial se mantendrá en niveles similares a los actuales "entendiendo en cualquier caso que un estrechamiento del mismo sería temporal y no lo esperaríamos por una recuperación del mercado español, sino de una corrección del resto de mercados" explica Javier Flores, de Asinver. "Portugal y el deterioro de nuestras cuentas nacionales dejarán un panomara complejo para un índice con fuerte peso en bancos" añade Juan Ramón Caridad, de Swiss & Global.
En resumidas cuentas, una vez más la crisis se ha encargado de demostrar que los fundamentales ya no cuentan, sino que las bolsas se apoyan cada vez más en un factor subjetivo como es la confianza.