Las lujosas compras en las que se ha embarcado la firma francesa LVMH en los últimos años le han impedido acumular caja, mientras algunos de sus competidores europeos y estadounidenses iban guardando efectivo en el armario.
El año pasado, la compañía que preside Bernard Arnault cerró con una deuda neta próxima a los 5.000 millones de euros y, por tanto, no muy alejada a los 6.153 millones de euros que sumó como beneficio bruto (ebitda). En ese ejercicio, Louis Vuitton incorporó a su gran imperio la firma italiana de joyería Bulgari, por la que pagó unos 4.300 millones de euros.
Pese a su estrategia de adquisiciones, los analistas ya prevén una clara tendencia a la desaparición de sus compromisos financieros. Para este año la deuda de la compañía podría reducirse casi un 30 por ciento, según las estimaciones que recoge la consultora FactSet, hasta los 3.470 millones de euros. Y los bancos de inversión ya calculan que a partir de 2015 la firma pasará a acumular una caja neta de más de 2.000 millones de euros.
En el caso de que se cumplan las previsiones, Louis Vuitton se uniría al club de empresas del sector que logran sumar caja a final del año; en él se encuentran compañías como las suizas Richemont y Swatch -sumarán este año unos 3.700 millones y 2.200 millones de euros, respectivamente-, las estadounidenses Ralph Lauren y Burberry -con 500 millones y 800 millones cada uno- o su rival más próxima, la francesa Hermès, que a finales de este ejercicio se estima una caja neta de 1.000 millones de euros.
Entre los mayores dividendos
La retribución de LVMH no brilla entre los grandes dividendos que reparten las empresas del EuroStoxx 50. El 2,3 por ciento de rentabilidad que ofrece su remuneración dista mucho del que entregan compañías del índice. Sin embargo, dentro de las compañías de su sector, el dividendo que abona LVMH es uno de los más atractivos, sólo por detrás de algunos gigantes como Christian Dior. El próximo pago será el 25 de abril y abonará 1,8 euros por acción.
