El escenario para la renta fija está cambiando y eso obliga a replantearse las inversiones. "La deuda madura de referencia está en una zona de rendimientos muy peligrosa, en la que si los tipos siguen subiendo te puedes comer todo el cupón", asevera Alain Galibert, consejero delegado de Bolságora.
Según explica, "no hablamos de bonos como los españoles, en los que los repuntes de rendimientos te pueden arrebatar una parte importante de ese cupón, pero como tienen que ofrecer más no te dejarían en pérdidas totales. Hablamos de títulos de EEUU, Japón, Alemania... esos son los que pueden dar problemas".
"Esto no significa que haya un riesgo inmediato a corto plazo. En EEUU, todos los modelos de renta fija dan un T-Notes que se puede ir al 2,4 o 2,5%, no muy lejos de los niveles actuales. No nos vamos a ir de golpe al 3%", puntualiza.
Reducir riesgos
Sin embargo, lo visto la semana pasada, las fuertes subidas de rentabilidad en el papel de referencia a ambos lados del Atlántico, "nos advierte de que hay que limitar el riesgo. El mercado pide un recorte de la exposición a la renta fija", señala Galibert.
Pero más allá de esa rebaja de ponderación, hay otras herramientas y otras soluciones a nuestro alcance para reducir riesgos. Por ejemplo, rebajar las duraciones. "Si estás muy posicionado en 10 o 30 años, baja a 3 y 5 años", aconseja Galibert.
Un buen ejemplo de fondos de bonos públicos en los que posicionarse son el Pioneer SF Euro Cv 3-5 year E si se buscan títulos de calidad europeos; el Dexia Bonds USD Government C, para los que prefieran papel estadounidense; o el Parvest Bond JPY C para estar en deuda nipona.
Sin embargo, las rentabilidades de estos productos dejan mucho que desear. El de Pioneer es el único que está en positivo desde que empezó el año, mientras que los productos de Dexia y BNP se dejan un 4 y un 6%, respectivamente.
La oportunidad está en banca
Algo habitual en un momento como el actual es "buscar papel que dé algo más de rentabilidad, sin renunciar a la seguridad. Algo que en teoría ofrece la deuda corporativa. Sin embargo, ésta también está atravesando un momento delicado. Especialmente en EEUU, ya que se ha comportado muy bien y los tipos están muy bajos", reflexiona Galibert.
De hecho, esta pérdida de atractivo se refleja en el comportamiento de productos como el Schroder ISF Global Corporate Bond B, uno de los más grandes y potentes de la categoría, con cuatro estrellas Morningstar (sobre un máximo de 5) y más de 2.000 millones de euros de capitalización: en lo que va de año cede un 0,16%.
Sin embargo, si es de los que no teme a nada, "para los más arriesgados, existe la posibilidad de aprovechar para entrar en deuda corporativa bancaria. Las acciones de las grandes entidades han subido mucho, mientras que los bonos de bancos como los europeos están rezagados y dan cupones muy interesantes", afirma Galibert.
Para buscar banca en el pajar de la deuda corporativa, hay que analizar la composición de las carteras. Hay productos de alta calidad, como el BGF Global Corporate Bond Hdg E2, en euros, que están expuestos a esta industria.
Los tiburones del mercado de fondos también pueden atreverse con el high yield, ya que "hay oportunidades ocultas en la deuda de menor calidad. Sin embargo, en esta categoría hay que buscar sólo los mejores fondos". Y pocos tienen más calidad que el Aberdeen Global Sel Euro HY Bond A2 en Europa y el Eurizon EasyFund Bond High Yield R en EEUU, que obtienen 5 y 4 estrellas Morningstar.
... y en deuda emergente
Otra opción es salir de compras por los emergentes. Pero no todo vale. "El gran problema que tiene entrar en estos mercados es el riesgo divisa. Además, invertir en deuda emergente ya no es una oportunidad tan clara como hace algunas semanas: India ha pinchado, han empeorado las perspectivas de China... A corto plazo hay riesgos", advierte Galibert.
Sin embargo, a medio plazo la cosa cambia. "Países como Brasil son un buen ejemplo del potencial emergente: su economía crece, puede bajar la divisa". ¿Y cómo? Mediante puertas como la del HSBC GIF Global Emerging Markets Bond P, un gigante cinco estrellas de más de 1.700 millones de capitalización.