Bolsa, mercados y cotizaciones

Vuelve la tensión: el mercado sitúa el epicentro de la crisis... ¡en España!

La tensión regresó ayer con fuerza a la deuda pública europea. A decir verdad, nunca se había ido, sino que permanecía adormilada, pero despertó de su letargo al calor de las renovadas dudas surgidas en torno a los países periféricos. Esta vez, sin embargo, el foco de atención no se centró en Grecia.

Tampoco en Portugal o Irlanda. El punto de mira se centró en esta ocasión en España, que sirvió de diana tanto para las declaraciones institucionales como para los inversores.

Como prueba de estos recelos, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, admitió en declaraciones a la publicación suiza Handelszeitung que las próximas víctimas de la crisis podrían ser España y Portugal. Para evitarlo, reclamó medidas tajantes: "Tenemos que construir la madre de todos los cortafuegos. Cuanto más grueso y más impresionante sea, es menos probable que lo necesiten". De forma más concreta, cuantificó esa barrera de protección en la creación de un fondo de estabilización dotado con un billón de euros.

Duro castigo

Pero la mecha del duro castigo que España sufrió ayer en los mercados financieros la prendió fundamentalmente el economista jefe de Citi, Willem Buiter. "España es el país clave sobre el que estoy más preocupado", aseguró en una entrevista con Bloomberg. Esta advertencia, junto con la petición de Ángel Gurría, se sumó a otras que se han escuchado en las últimas jornadas. A comienzos de esta semana, la agencia de calificación Moody's ya manifestó sus dudas acerca de la capacidad del Gobierno de cumplir con el objetivo de reducir el déficit público al 5,3 por ciento en 2012, una meta que, a su juicio, requerirá medidas de ajuste adicionales a las ya anunciadas por el Ejecutivo español.

Estos recelos se tradujeron en una notable ración de ventas de bonos españoles, con el consiguiente repunte de los rendimientos, que suben cuando el precio de los títulos cae. La rentabilidad de los bonos españoles a 10 años aumentó del 5,23 al 5,40 por ciento, el nivel más alto en un mes. A su vez, este incremento se trasladó a la prima de riesgo, es decir, el rendimiento adicional que exigen los inversores a los bonos españoles a 10 años con respecto a los alemanes con igual vencimiento. Ayer, esta brecha se disparó de los 319 a los 343 puntos básicos -ó 3,43 puntos porcentuales-, la mayor subida diaria desde comienzos de enero. Y como remate, el seguro contra el impago (CDS) de la deuda española escaló de los 410 a los 423 puntos básicos, la cota más alta desde mediados de enero.

Aunque Italia también sufrió la embestida de los inversores, lo hizo en mucha menor medida. El rendimiento de los bonos transalpinos a una década pasó del 4,90 al 4,99 por ciento y su prima de riesgo, de los 286 a los 302 puntos básicos. De este modo, la prima española terminó 40 puntos básicos por encima, la mayor diferencia desde julio de 2011.

El BCE no basta

Esta vulnerabilidad confirmó otro de los avisos lanzados por Buiter, consistente en que los países deben hacer sus deberes, porque la política del Banco Central Europeo (BCE) no ha resuelto todos los problemas. "Ahora hay un sentimiento general cercano a la euforia que lleva a los países ahogados en liquidez a pensar que todos los problemas se han solucionado", señaló.

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