El Banco Central Europeo (BCE) propone... pero al final son los bancos los que disponen. Por mucha liquidez que la institución presidida por Mario Draghi suministre al sector financiero, el crédito no fluirá hacia las empresas y los hogares mientras los bancos no lo crean oportuno. Son ellos los que tienen la última palabra. Y por ahora se resisten a pronunciarla.
Según los datos conocidos ayer, la banca aparcó el viernes 820.819 millones de euros en la facilidad de depósito del BCE, es decir, la cuenta que la institución pone a disposición del sector bancario para que estacione en ella el dinero que estime oportuno durante 24 horas. Se trata de la cifra más alta de todos los tiempos, aunque es otra referencia la que ofrece la verdadera dimensión de ese volumen: dicha cantidad supera en 22,3 veces la media diaria de dinero que registrada por la facilidad de depósito desde 1999, que se limita a 36.860 millones de euros.
Estas cifras confirman que, por ahora, las entidades prefieren estacionar el dinero en esa cuenta -aunque en ésta sólo reciben un interés del 0,25%, cuando ellas toman prestado dinero del BCE al 1%-, antes que canalizarlo hacia la economía real en forma de préstamos. Por tanto, aún habrá que esperar para ver que los 520.000 millones netos -1,02 billones brutos- suministrados por el BCE a la banca en los préstamos a tres años de diciembre y febrero sirven para reabrir el mercado de crédito. En este sentido, José Manuel González-Páramo, miembro del comité ejecutivo del BCE, matizó ayer en Madrid que aún "es temprano" para juzgar los efectos de esta política, aunque a su juicio servirá para "permitir que ese crédito se ofrezca".
Adquisiciones interrumpidas
Al mismo tiempo, el BCE comunicó ayer que durante la semana pasada, y por tercera ocasión consecutiva, tampoco compró deuda pública en el mercado.