El descontento social crece en Panamá por la carestía de la vida y los bajos sueldos pese a un crecimiento económico de 10,5% en 2007, que incluye un boom de la construcción, auge del turismo e inversiones multimillonarias.
El Frente Nacional de los Derechos Económicos y Sociales, un conglomerado de 18 sindicatos y organizaciones sociales de obreros de la construcción, maestros, médicos, estudiantes, grupos campesinos y empleados de la estatal Caja del Seguro Social (CSS), ha anunciado marchas y protestas en nueve provincias del país a partir del jueves.
Si para el 13 de marzo no hay respuesta del gobierno a las demandas de los sindicatos, estos podrían ir a la huelga general para exigir un aumento general de sueldos y el congelamiento de los precios de los alimentos.
Las protestas, que hace dos semanas se saldaron con un muerto, decenas de heridos y detenidos, "continuarán e irán en aumento porque el país está creciendo y la economía del panameño no", declaró a la AFP el economista Alexis Soto, asesor de la Organización Nacional Agropecuaria (ONAGRO), quien recuerda que la inflación pasó en el último año de 1,4% a 7,6%, con los precios de los alimentos subiendo 13,6%.
"En Panamá hay más plata, pero el país es víctima de su propio éxito", dice Soto, porque los "salarios se han mantenido estáticos".
Una encuesta publicada este martes por el diario La Prensa, realizada por la empresa Dichter And Neira, reveló que el desempleo -pese a la reducción anunciada por el gobierno- la delincuencia y los precios de los alimentos son las principales preocupaciones de los panameños.
El gobierno se ufana de haber atraído inversiones por 30.000 millones de dólares para los próximos 10 años, al socaire de la ampliación del Canal, cuyo costo asciende a 5.250 millones de dólares.
La capital está salpicada de rascacielos que compiten en altura y crecen nuevos resorts turísticos, mientras la fiebre constructora se amplía a puertos, refinerías, centros comerciales y otras grandes obras.
"Con hambre, miseria y desasosiego no puede haber paz", advirtió a la AFP el Secretario General de la Asociación de Empleados de la Universidad de Panamá (ASEUPA), Damian Espino, quien anunció que cocinarán en una olla común, durante los próximos cinco días "plátano que es lo único que le quedará al pueblo para comer porque el 75% de sus ingresos se van en comida".
Según Soto, el gobierno debe intervenir en la economía para controlar los oligopolios en la venta de alimentos y en la producción de electricidad, privatizada en 1995.
"Está demostrado que el mercado solo no se autoregula por lo que se necesita la intervención de un mercado con músculo para que los servicios públicos cumplan también con su parte social", sostuvo.
Espino está en contra de las protestas violentas y se ha distanciado de los dos sindicatos, pero acusó al gobierno de perseguir a los dirigentes del sindicato de la construcción y por la muerte del obrero Airomi Smith en un enfrentamiento con la policía hace dos semanas.
Para Saúl Méndez, secretario de defensa del sindicato de la construcción, Suntracs, y líder del Frenadeso, "el problema de Panamá es la distribución de la riqueza que se queda en manos de 100 familias poderosas".
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