Lo que se vio ayer en los mercados fue otro ejemplo más de que lo que empezó siendo un aforismo; comprar con el rumor y vender con la noticia, se ha convertido ya en una realidad.
Si el lunes los inversores se lanzaron a comprar títulos ante el inminente acuerdo para desbloquear el segundo rescate a Grecia, esos mismos inversores optaron por corregir con sus ventas parte de la euforia contraída en la primera sesión de la semana. Con una excepción: Wall Street, que sí se vistió de verde.
Quizá la alegría que se vio en los índices norteamericanos respondió a que el lunes permanecieron cerrados por celebrarse en EEUU el Día del Presidente, por lo que, a diferencia de los europeos, no pudieron adelantarse a la noticia. O quizá obedeció más a los buenos resultados que publicaron compañías tan importantes como Wall Mart o Home Depot. Pero lo cierto es que el verde se impuso en el parqué y llevó al Dow Jones a superar los 13.000 puntos, un nivel que no conquistaba desde mayo de 2008. Aunque las alzas se moderaron hasta cerrar la sesión en los 12.965 puntos.
En Europa, sin embargo, la reacción fue de todo menos positiva. Primero por estar ya descontada - "Las apuestas ya están echadas. Ya han sido tantas las veces en las que se ha marcado en el calendario los días claves para el mercado que he tenido que poner entre interrogantes el asunto", afirma Miguel Paz, de Unicorp-. Y después, porque con el desbloqueo del segundo rescate no acaba la crisis de la eurozona. Queda el visto bueno de los acreedores privados a una quita del 53 por ciento por la deuda griega que tienen en cartera, que Grecia someta a su Parlamento la legislación necesaria para el acuerdo antes del 15 de marzo y que el FMI decida la cuantía de su aportación al rescate, según anunció su directora gerente, Christine Lagarde.
Todo ello podría justificar que los índices europeos cerrasen ayer con números rojos, con el Ftse Ase 20 griego a la cabeza, ya que retrocedió un 3,47 por ciento. El Ibex, por su parte, despidió la sesión con una caída del 0,58 por ciento, hasta los 8.767 puntos.
Diferente fue la reacción de los inversores de renta fija. Vendieron bunds -su rentabilidad escaló del 1,95 al 1,98 por ciento- y compraron deuda periférica, lo que permitió que la rentabilidad del bono griego a 10 años cayera de 33,83 por ciento al 33,41 por ciento, que la del español retrocediera del 5,15 al 5,10 por ciento y que la del italiano lo hiciera del 5,47 al 5,43 por ciento.
Sin embargo, no toda la deuda periférica despertó interés por parte de los inversores. La excepción la puso Portugal.
¿Portugal, la nueva Grecia?
Esto es, al menos, lo que parecen descontar los inversores ya que ayer los bonos portugueses a 10 años fueron los únicos en los que se incrementó la rentabilidad y por tanto, bajó el precio. Lo hicieron hasta el 12,43 por ciento, lo que elevó su prima de riesgo con respecto al bund hasta los 1.044 puntos, frente a los 1.029 del lunes. Además, sus seguros contra el riesgo de impago (CDS, por sus siglas en inglés) se convirtieron en los que más subieron, al avanzar 8 puntos, hasta los 1.112. "La deuda pública portuguesa se ha movido en la dirección opuesta [a la del resto de los países de la periferia] y ha visto cómo sus tipos subían considerablemente durante el último mes. Este aumento refleja una preocupación creciente en los mercados, a saber, que Portugal podría quebrar a menos que el país consiga un segundo rescate", advierte Jeff Hochman, director de análisis técnico de Fidelity.