
El sector financiero ha vuelto a recuperar parte del protagonismo perdido en los últimos meses. Primero fueron Francia y Bélgica los países que decidieron levantar el veto a las posiciones bajistas sobre el sector financiero, impuesto desde el pasado 11 de agosto.
Y luego, fue la CNMV española la que se unió a la iniciativa de levantar la prohibición. Y si algo puso de manifiesto esta decisión, que se tomó por la caída de la volatilidad dentro del sector financiero, es que esa caída de la volatilidad de los últimos meses sólo ha estado sostenida por la prohibición a los bajistas.
La banca recogió el levantamiento de las restricciones con grandes caídas que fueron perdiendo fuerza en la semana gracias a las noticias que venían de Grecia. El hecho de que el país heleno pareciera estar dispuesto a acercarse a un nuevo programa de rescate internacional y el BCE estudiara que los bancos centrales asumieran una quita en sus bonos griegos como los acreedores privados llevó al sector a subir un 2,3 por ciento en la semana pasada.
El pequeño inversor tiene cuatro opciones ante este escenario: puede permanecer fuera del sector financiero, puede vender títulos bancarios si tuviera (lo previsible es que lo haga con minusvalías), puede mantenerlos hasta que se produzca la ansiada y sostenida recuperación o puede convertir las caídas de la banca en ganancias para su bolsillo invirtiendo en ETF inversos sobre el sector financiero.
Este tipo de productos replica a índices inversos sobre este denostado sector por lo que cada vez que caen los bancos, sube la rentabilidad del ETF. Según los datos de Morningstar, en el mundo existen siete fondos que replican el comportamiento de índices bajistas cuyos componentes son únicamente bancarios. Todos ellos acumulan pérdidas en el año debido al fuerte rally que acumula el sector - sólo los europeos rebotan un 19 por ciento pese a las pérdidas de las últimas semanas-. Los apalancados, aquellos que replican dos o tres veces el comportamiento del índice bajista son los que se llevan la peor parte pero esa tendencia podría cambiar en caso de que los inversores bajistas regresen con fuerza al sector, ahora que tienen vía libre por parte de los reguladores. De hecho, bancos españoles como Sabadell, Popular, Bankinter o CaixaBank ya cuentan con precios objetivos por parte del consenso de analistas que recoge FactSet que se sitúan por debajo de sus precios actuales. Y el potencial de Bankia o de BBVA está prácticamente agostado ya que es inferior al 1 por ciento.
Quizá por eso los inversores institucionales siguen dándoles la espalda. Según la última encuesta a gestores de Bank of America Merrill Lynch, los bancos siguen siendo el sector que más infraponderan en sus carteras, aunque la cifra ha caído del 50 por ciento que lo infraponderaba en enero al 12 por ciento que lo hace ahora.
¿Qué riesgos hay que valorar?
No obstante, quien intente sacar partido a la caída de la banca por esta vía ha de tener en cuenta dos cuestiones. La primera es que la regla de oro de la bolsa es invertir al alza, y no a la baja, cuando los valores caen y la segunda es entender que el valor liquidativo de un ETF bajista no se calcula igual que un bajista. "Pongamos que el índice tradicional vale 100, y el inverso, también 100. Si el índice tradicional baja un 1 por ciento, hasta 99, el inverso subirá ese 1 por ciento, hasta 101. Si en la sesión 2 se vuelve a repetir ese descenso, el índice tradicional bajará hasta 98,01, mientras que el inverso subirá hasta los 102,01. Si comparamos ambos valores con el de partida, 100, veremos como el índice tradicional bajó un 1,99 por ciento, mientras que el inverso subió un 2,01", explica Juan San Pío, responsable de ventas de la gestora Lyxor. Y esto explica por qué a largo plazo este tipo de ETF presentan grandes diferencias con respecto a sus índices.